Capitulo seis: Weird

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Por la mañana me sentía tan agotada que mis ojos podrían salirse de sus cuencas

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Por la mañana me sentía tan agotada que mis ojos podrían salirse de sus cuencas. Siquiera podía enfocar bien las cosas que termine poniéndome los zapatos al revés.

Llegue a tiempo para la prueba y para mí sorpresa salí con sobresaliente, después de todo el método de Remington me había ayudado.

Tendría cuatro hora libres antes de mi siguiente clase, así que decidí volver a mi departamento para descansar un poco, si tenía suerte al menos me vería más viva que muerta.

Al llegar me encontré con un ramo de flores sobre la mesa, ya colocado en el jarrón junto con las rosas que me había dado la última vez. Junto con una nota;

“Felicidades, preciosa”

¿Él había visto los resultados? Siempre los colgaban sobre una pizarra en el edificio principal de la universidad así que no abría Sido gran problema enterarse sobre mis calificaciones.

Me acerque a las flores y aprecie su aroma. Tenían una escencia delicada y relajante.

( . . . )

La hora de mi clase llegó, me aliste y al cerrar la puerta detrás mío me encontré con Remington llegando.

—Hola —susurré sosteniendo mi computadora.

—Cierto, tienes clases —dijo, dándose un ligero golpe en la frente—. ¿Puedo recogerte? Sebastian quería hablar contigo.

Asentí sacando de mi bolso mi horario.

—Para que no te suceda otra vez —sonreí dandoselo.

La clase había transcurrido aburrida, la mayoría de lo que habíamos visto yo ya lo tenía en apuntes, solamente necesitaba la asistencia.
Al salir me encontré con Sebastian y Remington en la entrada, con dos chicas quienes se tomaban una fotografía con ellos.

—¿Podrías tomarnos una foto con ellos? —preguntó una chica colocando su teléfono en mis manos.

«¿Por qué no abría de hacerlo? Joder, si hasta yo que ya llevo viéndolo más de un año en persona quiero seguir tomándome fotografías» me dije en una burla, después de un intercambio de palabras con los chicos ellas se fueron compartiendo risitas.

—Chérie, ¿Que tal las clases? —preguntó Remington abriendo la puerta del copiloto para mí.

—Aburrido, me gusta más tu manera de estudiar —dije recordando que no había comido nada desde el desayuno.

Ya dentro Sebastian soltó una risa. —Con que "método para estudiar" —dijó dejándose caer en el sillón.

—Cierra la boca —sentencio encendiendo el auto.

Una carcajada volvió a escucharse. —Solo mírate hermanito, eres tan predecible —dijo entre risas poniendo su cabeza en el hombro de Remington mientras esté conducía con unas severas ganas de golpearle.

—¿Predecible? —pregunté.

Sebastian hizo amago de contestar, pero antes de poder pronunciar algo entendible fue impactado por un golpe en el rostro.

—Pudrete —gritó Remington hacía el espejo retrovisor mientras miraba a su hermano reírse en el asiento.

Al llegar a la casa de Emerson se dirigieron ambos a la cocina por algo de beber. Me quedé mirando las paredes y los pasillos hasta encontrarme con el estudio de Emerson.

Era tan... sensacional.

Cada pared, cada detalle, incluso los materiales tenían impregnado su estilo.
Él siempre era la inspiración de la banda, quien le daba su estilo tan característico.

Me quedé contemplando una de las mesas que daba hacia una ventana, dónde el paisaje era realmente inspirador, tanto como la habitación y su dueño.

—Agradable ¿Verdad? —susurro Emerson dejando unos cuadernos sobre la mesa en la que yo estaba.

—Me parece imposible no tener inspiración en un lugar como este.

—Suele suceder creas o no. Hay momentos en los que necesito una musa.

«¿Musa?» me pregunté. Siempre era discreto con su vida personal por lo que no podría saber si él tendría novia. Hasta ahora solo sabía de la existencia de Larisa, nada más.

Tratando de sacar otro tema del cual hablar mire los cuadernos que sostenía, llenos de bocetos suyos.

—¿Son sobre el cómic? —pregunté, mirando que cada uno tenían un número.

—Son sujetos de prueba por así nombrarlo. Son algunos detalles que quiero cambiar o que están en cambios. Es un proyecto largo y tedioso pero saldrá a la luz, algún día.

Eso último lo dijo con mucha esperanza, mirando hacia mi.
Me extendió uno de los libros, sin decir nada más.

Lo mire con detenimiento, apareciendo la portada pensando en abrirlo o no.
Finalmente mire su contenido. Eran principalmente dibujos de sus hermanos, en todos los ángulos. Enojados, tristes, disgustados, felices... Cada emoción él la tenía retratada.

Poco a poco fue llendo hacia otras personas; su madre, Larisa, Daniel, otros cuantos hasta llegar a un tramo de páginas vacías y finalmente, encontrar mías.

Solo había unos cuantos, felices y tristes, solamente eso. Algunos bocetos sin emociones aún y otros borrados.

—¿Que te parecen? —preguntó.

—Me gustan, me encantaría algún día tener uno con firma y todo para colgar en mi pared —dije son una risa entregándole el cuadernillo.

Me miró durante un buen rato y finalmente tomo el cuaderno.

—Tengo una nueva mueca tuya —dijo riendo mientras tomaba uno de sus lápices—. Me gusta practicar con las personas de mi alrededor, me ayuda a ser más rápido, preciso y sobre todo recordar los detalles que los hace ustedes.

—Que... Halagador —conteste riendo.

—He dibujado pocas mujeres, solo a mi madre, amigas de la familia y parejas de mis hermanos, será interesante contigo.

( . . . )

—Y ese es el plan de Larisa —dije, finalmente tomando algo de aire después del largo plan.

—Esa mujer es todo un estuche de monerias. Por eso será mi esposa —hablo Sebastian bebiendo su copa de un solo sorbo.

Entre Remington y él empezó el intercambio de ideas, para sorprenderla dejándome fuera de la conversación.

Seguí jugando con el jugo de mi copa, mirando como este se paseaba por el vidrio dejando gotas impregnadas. Me mantuve tan entretenida hasta escuchar a Remington nombrarme.

—¿Que yo que? —pregunté levantando la mirada.

—Dije que si te gustaría venir a la fiesta sorpresa de Sebastian. Sería de ayuda que trajeras algunas cosas extras sin que Larisa se enteré. Emerson sacará fotografías, yo tomaré vídeo escondido y Sebastian se esforzará en no tener un paro cardíaco en el momento.

—¡Eso no pasará! —gritó desde la cocina.

—Mierda, mírate. Faltan algunos días y estás temblado como una anciana —habló Emerson que se encontraba a mi izquierda—. Y joder, deja mi bar, te terminarás mis cosas.

Yo Solía Ser - Remington LeithWhere stories live. Discover now