𝟎𝟕

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Domingo por la mañana.

Me encontraba justo en frente de la dirección que me había enviado Lisa. Se trataba de una hermosa casa sobresaliente de las demás por su estructura clásica llamativa, estaba pintada en blanco y rodeándola una cerca del mismo color. Sin perder más tiempo, baje del coche y me dirigí a la entrada. Note, bajo la puerta, una alfombra con la palabra "bienvenido" en tailandés. Busque el botón del timbre y al encontrarlo lo presione dos veces. Mientras esperaba, eche un vistazo alrededor: A unos metros de mí, había un pequeño jardín con margaritas perfectamente cuidadas, además de lirios y rosas. Por alguna razón, paso por mi cabeza que Lisa era la responsable de eso, sonreí imaginándola ahí mientras cuidaba de su jardín.

La puerta se abrió, obligándome a regresar la mirada al frente; Una mujer de 40 o 50 y tantos años, asomo su cabeza, segundos después se mostro completa. Su rostro tenía una increíble similitud con el de Lisa, en cuanto sonrió, lo supe, era su madre.

—Hola, buenos días.

—Buenos días. ¿Debes ser Jennie no es así?

—La misma—le sonreí.

Lisa me había dicho, que le dijo a sus padres que vendría a buscarla para darle tutorías en álgebra.

—Eres bastante joven—hizo una mueca de incredulidad—Soy Chitthip Bruschweiler, la madre de Lisa—me extendió su mano.

—Si, supongo que los soy—la tome estrechándola—Jennie Kim.

—Pasa, pasa. Lisa esta por bajar—abrió más la puerta para darme espacio.

Asentí, entrando junto a ella.

La casa era mucho más grande que como se mostraba por fuera, tenía un estilo minimalista que contrastaba en azul y blanco. La señora Bruschweiler me pregunto si quería algo de tomar o comer, negué agradeciéndole, en cuanto se dio la vuelta para ir a la cocina mire las escaleras, preguntándome porque demonios Lisa tardaba tanto, le avise que venia con media hora de anticipación. Esperaba que al venir, le diera un beso en la mejilla de despedida a su madre y ambas nos marcharíamos.

Tomamos asiento en uno de los sofás de la sala. Me sentía nerviosa por la mirada de la señora Bruschweiler hacia mí. Era como si intentara leer mis pensamientos.

—Lisa ha estudiado en casa toda su vida—explica su madre—Intente ayudarla yo misma con las materias que se le dificultaban, pero no pareció funcionar mucho. Estoy muy agradecida que se ofreciera a darle tutorías.

Esbocé una sonrisa, por un segundo, solo por un segundo, me sentí apenada por ella.

—No hay problema, la ayudare en todo lo que pueda.

Ambas sonreímos.

El próximo minuto antes de que la señora Bruschweiler volviera a hablar pareció pasar en cámara lenta, fue tan incomodo. ¿Hace cuando no me sentía así?, probablemente desde nunca.

—¿Esta casada?—pregunto mirando el anillo en mi dedo anular—Imagino que debe ser con un buen hombre.

—Oh no—negué de inmediato—Este anillo me lo regalo mi padre antes de...

Me quede en silencio incapaz de formular aquellas palabras. Desvié la mirada al suelo sintiendo un nudo en mi garganta.

—Sólo fue un regalo de mi padre.

Ella asintió no muy convencida.

—Deberías cambiar la posición entonces.

Sonreí de lado mirando con tristeza mi mano. El anillo era tan pequeño que solo alguien con una visión extraordinaria podría notarlo. No podía cambiarlo a otro dedo porque mi mismo padre me lo había puesto allí. Era una persona tan celosa, no quería que los demás se me acercaran porque "nadie me merecía".

𝐄𝐍𝐅𝐄𝐑𝐌𝐀 𝐎𝐁𝐒𝐄𝐒𝐈𝐎́𝐍 ❬ 𝐉𝐄𝐍𝐋𝐈𝐒𝐀 ❭Donde viven las historias. Descúbrelo ahora