𝟒𝟎

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Abrí los ojos con dificultad. La luz de la sala me lastimaba terriblemente, pasaron varios minutos hasta que por fin me acostumbre a ella y empecé a ver mi entorno con una nitidez que me aterraba.

Al instante me sentí mareada. Llené mis pulmones con el pesado aire y lo expulse por la boca lentamente.

Todo había sido un sueño, absolutamente todo. ¿En que momento empecé a alucinar e exiliarme del dolor con imágenes que mi mente creaba?, tal vez desde que ví a Lisa avanzar a su lugar con su increíble seguridad y belleza.

Tuve unas inmensas ganas de gritar, pero no lo hice, la voz no salía de mi garganta seca.

Volví a examinar mi entorno, ahora con más detenimiento; las chicas, Wonho, los padres de Lisa, Peter...

-¿Por qué estás temblando?-le dije en un murmuró.

Lo ví cerrar los ojos y luego lo escuché.El sonido era tan claro que por unos segundos reviví el momento exacto en que realicé la llamada.

-Asesine a Jaebeom, Lisa-se repitió por una docena de veces, una y otra vez, haciendo eco en la silenciosa sala.

-¡Objeción!-grito Peter levantándose de su lugar-No hay forma de que esa voz sea la de mi clienta. ¡Es una farsa!.

-Denegada-el juez se acomodo en su asiento y me miró alzando una ceja-¿La razón por la que llora es porque se arrepiente, señorita Kim?.

Las lágrimas bajaban por mis mejillas sin que pudiera detenerlas. Me sentía herida, asustada y rota, muy rota.

Miré a Lisa, mantenía su cabeza baja, evitando mirarme a los ojos. Todo excepto ella se volvió borroso de repente. De hecho, siempre había sido así, desde el momento en que la vi mi entorno oscureció, siendo ella la única luz en mi vida.

-Dado que la acusada confirmo su crimen...la declaró culpable por asesinato en primer grado y la condenó a cincuenta años en prisión sin posibilidad de libertad-golpeo el maso en la superficie de la mesa e hizo señas con sus manos.

Sentí que me tomaban de los brazos y me obligaban a levantarme, colocaban esposas en mis muñecas y tiraban de mi para que caminara.

La gente gritaba cosas que no podía oír, sonidos distorsionados que se volvieron uno con el apresurado latir de mi corazón.

Forcejeé hasta que pude liberarme de los hombres de seguridad que me sujetaban. Corrí hasta llegar donde Lisa permanecía en la misma posición que antes.

Levantó el rostro y me miró en silencio.

-¿Por qué?, ¿Por qué, Lisa?-susurré-¡Yo te amo!-me acerque lo más que pude-¿Por qué no puedes entenderlo?-a este punto sentía el sabor salado de las lágrimas en mi boca-Yo...yo te adoro, cariño, ¿por qué me haces esto?. Las cosas que he hecho por ti y solo por ti las haría cientos de veces otra vez, destrozaría el mundo si me lo pidieras, tú eres mi rosa azul, compréndelo. Por favor no me dejes, quédate conmigo, quédate a mi lado.

Las lágrimas empezaban a molestarme pero no podía apartarlas de mis ojos, así que moví mi rostro a los lados para intentar quitarlas.

-Señorita, venga con nosotros, no haga esto más difícil-dijo uno de los hombres acercándose a mi y mirándome como si estuviera loca-Será por las buenas o será por las malas. Usted decide.

-Lisa-volví a mirarla al tiempo que sorbía de mi nariz -Ámame, por favor, ámame, es lo único que te pido, por favor.

Su rostro seguía dolorosamente inexpresivo. Fue lo último que ví antes de que el sujeto tirará de mi con tal brusquedad que me hizo jadear.

𝐄𝐍𝐅𝐄𝐑𝐌𝐀 𝐎𝐁𝐒𝐄𝐒𝐈𝐎́𝐍 ❬ 𝐉𝐄𝐍𝐋𝐈𝐒𝐀 ❭Donde viven las historias. Descúbrelo ahora