𝟏𝟒

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Los tenues toques de unos dedos sobre mi piel me obligaron a abrir los ojos lentamente. Me encontré con unos penetrantes ojos cafés que me observaban como si fuera lo más extraordinario del mundo. Jennie me sonreía genuinamente. Su cabello algo alborotado y su sonrojo natural, ese que cada mañana despertaba con ella, me hizo devolverle la sonrisa sin siquiera notarlo.

—Buenos días—susurro y me dio un corto beso en los labios.

—Buenos días—le respondí, acariciando la piel expuesta de su cuello.

Mis acciones tomaban vida propia cuando estaba junto a ella, era como si no pudiera controlarlas.

—¿Qué haces aquí?

Era extraño que se encontrara en la habitación que había estado usando todos estos días, ella usualmente dormía en la de al lado. Agradecía que me diera mi propio espacio, aunque fuera solo un poco.

—Anoche no podía dormir. Pensé que te habías dado cuenta de que estaba aquí contigo, pero ya veo que no.

—Mi sueño es muy pesado—admití, mientras me incorporaba hasta quedar sentada—¿Qué hora es?.

Jennie miro el reloj en su muñeca. Siempre lo llevaba consigo, supongo para no desorientarse en este lugar, aunque sabia que en alguna parte debía de ocultar su teléfono, junto con el mío, quizás en su habitación...¡Su habitación!. Abrí los ojos de golpe, como si hubiese tenido una revelación divina. Por fin podría inspeccionarla una vez no estuviera.

—Seis en punto—soltó un suspiro y estiro sus brazos al aire.

—No...¿no irás al trabajo?—exprese con cautela, no quería que se diera cuenta de mi entusiasmo y volver a hacer que se enojara.

Chasqueo su lengua e hizo un tierno puchero. Oh dios, ¿Qué fue eso eso? Sentí mi respiración cortarse cuando giro su cuerpo y apoyo los codos en la cama para mirarme directamente.

—¿Tanta prisa tienes con que me vaya?.

—Yo y-yo no dije eso. Solo que...ayer me dijiste que estábamos muy lejos de la escuela, llegarás tarde.

Su rostro permaneció sin expresión, mientras me miraba como siempre lo hacia. Pasado unos dos minutos respondió por fin.

—Tienes razón—dijo sin más y se levanto de la cama—Debería darme prisa.

Asentí en acuerdo mientras la miraba salir de la habitación, no sin antes darme una leve sonrisa y desaparecer de mi vista.

Solté un largo suspiro de alivio. Todo estaba bien. Me iría de aquí muy pronto.

. . .

—¿Recuerdas lo que te paso la otra vez, no? —su mirada cayó en mi pie, ahora sin ninguna venda, había sanado muy rápido, más de lo que imagine.

—¿Cuándo un oso intento comerme?, oh claro, lo había olvidado—expresé con sarcasmo.

Ni siquiera sabía como podía bromear en una situación como está. Debía de estar volviéndome loca.

Jennie sonrió y coloco ambas manos en mis hombros.

—No hagas nada estúpido mientras no estoy. ¿De acuerdo? —su voz sonaba como una orden, una orden que no debía ser rota bajo ninguna circunstancia.

Asentí rápidamente con euforia.

—De acuerdo.

—Buena chica—se acerco a mi y beso la comisura de mis labios—Volveré pronto.

𝐄𝐍𝐅𝐄𝐑𝐌𝐀 𝐎𝐁𝐒𝐄𝐒𝐈𝐎́𝐍 ❬ 𝐉𝐄𝐍𝐋𝐈𝐒𝐀 ❭Donde viven las historias. Descúbrelo ahora