Él, guiado por sus instintos de querer matar y morder, se da cuenta de que su víctima será más especial de lo que creía.
Alma, una mujer que quedó bajo el "cuidado" de Juliann, el joven príncipe vampiro, desde que ella era tan solo una niña. Crecerá...
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—Alma, despierta... —escuché su voz.
Seguido de esto, sentí cómo comenzó a destaparme bruscamente.
Hice una cara de disgusto y negué.
—¿Ves? dije que luego te costaría levantarte —gruñó y comenzó a sacudirme.
Solté un gritito y lo separé.
—¡Ya entendí! —Grité y me senté en la cama con mi mejor cara de molesta.
—Tienes que desayunar, elige la ropa que te pondrás hoy y luego guarda el resto —continuó.
Bostecé y asentí. Aún algo dormida fui al baño y me preparé.
Pude ver por la ventana que el día estaba soleado, al fin. La tormenta que duró toda la noche se podía ver muy al fondo en el cielo, se alejaba cada vez más. Abrí levemente la ventana para ver la temperatura, estaba hermoso.
Salí a buscar mi ropa y elegí unos pantalones de cuero negros y una remera blanca de escote en V. Volví al baño y me cambié, jamás usé pantalones de cuero y debo admitir que me encantaron.
Me miré al espejo y me acomodé, el pantalón seguía perfectamente la forma de mi cuerpo.
"Déjame arreglar algo"
—¿Qué quieres? —suspiré y dejé que ella tomara el control.
Metí el borde de mi remera dentro del pantalón y la bajé aún más dejando ver mi escote.
"Para algo las tienes, úsalas"
—Él va a matarme apenas me vea así —susurré negando.
"¿Qué importa? Si te dice algo, yo actúo"
Dejó de manejar mi cuerpo y mis ojos volvieron a la normalidad, cosa que ya acostumbraba a sentir. Até mi cabello y finalmente me puse mis zapatillas.
Salí del baño y comencé a guardar todo para llevarlo al auto, era mejor apresurarse, ya que no quería volver a escucharlo regañando o quejándose de todo lo que lo rodeaba.
Cuando terminé, me di vuelta y ahí estaba el señor Juliann, mirándome entre confundido y molesto, sus ojos iban directo a mi cuerpo, como si otra vez estuviera analizándome.
