Capítulo VI (Límites)

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Irina parecía que me arrastraba entre las mesas, y todos seguían mirándome. 

¿Tan relevante es ver a una humana para ellos? 

Me solté de su agarre y la miré dándole a entender que me dolía el brazo por su fuerte agarre.

—Deberías medir tu fuerza —exclamé algo molesta y frotándome el brazo para calmar el dolor.

Ella solo rodó los ojos y siguió caminando. La cocina estaba cerca, pasando las inmensas mesas blancas y los vampiros nobles con su mirada molesta. 

Uno de los vampiros nobles se levantó de su mesa y se puso frente a nosotras antes de llegar al final. Era un hombre grande, parecía que con solo un empujón ya la pasarías mal, sus brazos eran gigantes y no tenía cara de buenos amigos.  

—Una humana no puede estar aquí, ¿Eres tonta? —masculló el hombre, y luego miró a Irina —¿Acaso traes la comida?

—Es comida, pero no para nosotros, es del señor Juliann. —Sonrió Irina dejando ver sus colmillos.

—No, no, no. —Negué rápidamente —No soy comida de nadie, ahora por favor quiero pasar, tengo hambre. —avancé hacia él para esquivarlo.

El hombre se puso para que no continúe y reboté al chocar con su cuerpo. 

Antes de que todo pasara a mayores, se escuchó un estruendo a lo lejos y todos miramos al causante. 

Una mujer se sentó arriba de una de las mesas a nuestro costado, tirando todas las tazas y platos al suelo, como si nada le importara.

Su cabello era corto y enrulado, su ropa era tipo pin-up, sus ojos eran rojos y su cuerpo lucía un vestido ajustado que resaltaba sus atributos... Creo que ya sé quién es. 

—¡Oh! La pobre protegida sin mamá. —La mujer encendió un cigarrillo y sonrió burlona. 

Todos en el salón hicieron una reverencia excepto yo, y sí, la hermana del señor Juliann estaba aquí presente. 

—Señorita Cristal. —El hombre hizo una reverencia —¿Qué la trae al castillo del príncipe Juliann?

Cristal solo seguía mirándome y sonriendo mientras fumaba, ignorando completamente al noble. Movía sus piernas de un lado a otro y acomodaba su camisa lentamente, como si estuviese pensando en algo detenidamente. 

Luego de unos segundos, se decidió en responder. 

—¿Acaso no puedo visitar a mi hermano? —Respondió de mala gana y sus ojos se clavaron en mí —y tú, humana, ¿No sabes que tienes que saludar a tu tía Cristal?

Fruncí el ceño y crucé mis brazos, ¿Qué piensa que soy?

—No eres mi tía, ni tampoco el señor Juliann es mi papá —Solté molesta.

Los nobles abrieron su boca sorprendidos, me supongo que responderle a alguien de la realeza de esa forma era un pecado. 

El rostro de Cristal cambió a uno algo enfermizo y asesino, como si hubiera detonado algo en su interior.

—El día en el que Juliann decida matarte, estaré allí y no desperdiciaré nada de tu sangre, serás buena salsa para mis postres —habló entre dientes, y miró a Irina —tú, vete de aquí. 

Irina no dijo nada, me miró algo preocupada. Yo asentí con la cabeza dándole a entender que estaría todo bien. Se fue sin dejar de mirarme, creo que se arrepiente de haberme traído aquí.

Era ya sabido que Cristal tenía un problema mental, demencia y algo de bipolaridad. Muchos sirvientes contaban anécdotas de cuando estuvieron en el castillo de ella, parecía una masacre con fondo de música de los '80. 

Mi vampiro favorito (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora