☆ Día 6 ☆

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Me disculpo por cualquier falta de ortografía o posibles incoherencias,lo he escrito con prisas ;-;

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Me disculpo por cualquier falta de ortografía o posibles incoherencias,
lo he escrito con prisas ;-;








La primera vez que Bokuto fue de acampada a ese monte que está a tan solo unas horas de su pueblo, fue por obligación de su madre. La mujer, que por aquel entonces se preocupaba de que su hijo estuviera sufriendo algún tipo de problema en la escuela (porque eso era lo que le daba a entender su actitud) se las apañó para organizar esa excursión junto a más personas del vecindario. Si no quería hablar con ella no había problema; nunca había sido de las que forzaba a su hijo a revelarle absolutamente todo. Pero eso no significaba que no pudiera hacer algo para remediarlo y, a lo mejor, un viaje en el que también habría niños de su edad ayudaba al pequeño koutarou a despejarse.

Bien, Bokuto a lo mejor sí que llevaba un tiempo teniendo alguna que otra disputa con sus compañeros. Pero tampoco estaba tan deprimido ni callado ni nada de lo que le decía su madre. Solo estaba un poco decaído, pero nada más. Seguía siendo el mismo... solo que ahora tenía menos apetito, dormía el doble y le costaba horrores concentrarse porque su cabeza siempre pensaba en lo mismo. En porqué los demás niños se reían de él cuando él intentaba llevarse bien con todos.

Tenía solo 12 años, pero eso no impedía que fuera plenamente consciente de que, poco a poco y de la nada, sus nuevos compañeros (pues cada año las clases varían), se burlaban de él a sus espaldas y murmuraban cosas que le marginaban a veces. Normalmente a la gente le costaba acostumbrarse a su presencia, lo sabía. Era alguien un poco diferente por su carácter. La cosa es que esta que ya llevaban bastante meses de curso y nada había cambiado.

A lo mejor estaba siendo muy negativo también. Todavía tenía amigos en la otra clase y, aunque las clases de educación física fueran una tortura y los trabajos en grupo los tuviera que hacer solo, todavía había gente que le sonreía en el recreo o que le esperaba a la salida para volver juntos casa. En ese mismo instante, por ejemplo, debería de centrarse en el precioso paisaje que tenía delante y no en sus desastrosas relaciones sociales con su clase.

Habían llegado al lugar al medio día y los padres se habían puesto manos a las obra montando las tiendas. Bokuto pensó en ir con los demás chicos a jugar, pero prefirió ayudar primero a su madre. Y claro, una cosa llevó a la otra... y terminó ayudando a casi todos a montar las tiendas.

Después, se ofreció a ir a por leña. A eso le siguió cocinar junto a los padres y madres encargados de la comida y, para finalizar, limpió junto a los adultos mientras el resto de niños seguían por ahí correteando tras un balón. Bien, puede que hubiera estado todo el primer día de acampada evitando al resto de chicos de su edad, pero nadie pareció notarlo y hacer tantos trabajos le ayudó a conseguir una inesperada recompensa.

Los menores tenían que irse a dormir justo después de la cena, ningún padre dejó que sus hijos salieran de la tienda a partir de las diez. Claro, como todos habían estado jugando sin parar, los chiquillos cayeron rendidos nada más cerrar los ojos. Y mientras que ellos dormían, los mayores, fuera, avivaban el fuego y se sentaban al rededor de él a charlar algunas horas más. Y Bokuto pensó en retirarse a dormir él también hasta que unas voces de la personas a la que había ayudado le llamaron.

BokuAka Week 2020 *.✧Où les histoires vivent. Découvrez maintenant