☆ Día 1 ☆

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Bokuto sabe que debería haber terminado el estúpido trabajo de la facultad hace horas, pero como siempre ha sido alguien al que le cuesta ajustarse a las fechas de entrega (o más bien alguien desorganizado a más no poder), ha decidido que, en vez ...

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Bokuto sabe que debería haber terminado el estúpido trabajo de la facultad hace horas, pero como siempre ha sido alguien al que le cuesta ajustarse a las fechas de entrega (o más bien alguien desorganizado a más no poder), ha decidido que, en vez de agobiarse, se despejaría dando un paseo por el centro como hace siempre que quiere evadir sus obligaciones.

En realidad sabe que eso no tiene mucho sentido, y que cuando llegue a casa tendrá mil correos del profesor... pero Bokuto Koutarou tampoco ha sido nunca alguien que se preocupe por los problemas a largo plazo. Si le preguntaran a Kuroo, diría que es así desde que son niños; porque es cierto que el bicolor no ha cambiado mucho desde la guardería.

Pero es que últimamente a su usual actitud despreocupada se le ha sumado una distracción muy grande.

Y es esa misma distracción la que le sonríe desde detrás del mostrador en cuanto entra a la librería.

Bokuto la descubrió cuando fue a una firma de libros de su escritor favorito (porque sí, era algo tonto...pero aún así había sido atrapado por una saga de literatura juvenil que se hizo bastante famosa). El lugar tenía dos plantas y no había ni un solo rincón que no tuviera algún ejemplar apilado entre otros tantos.

En el segundo piso, al fondo, incluso había una sección en la que vendían libros de segunda mano (generalmente estos estaban algo desgastados, pero él siempre los encontraba mucho más interesantes porque a veces incluso contenían notas o anotaciones del anterior dueño). El lugar era acogedor y emanaba una tranquilidad abrumadora a medida que te adentrabas en él. Justo enfrente de la sección infantil había espacio para que, durante las visitas de algún autor, no hubiera problemas en colocar una pequeña mesa en la que el invitado se sentaría a firmar el libro a todo aquel que lo quisiera. Se había enterado que, en verano, incluso ponían sillas en círculo para los más pequeños y se impartían diferentes talleres relacionados con la lectura.

Sí, a Bokuto le pareció un lugar de lo más curioso. Desde las estanterías repletas de libros de terror y suspense hasta las de poesía; todo en aquel lugar era capaz de reflejar la magia de las palabras.

Y Akaashi Keiji, el único empleado del lugar, se encarga de que sus visitas fueran mil veces más mágicas.

-¿Otra vez por aquí? -le pregunta el pelinegro con una sonrisa.

Bokuto en realidad no entraba desde hacía algunas semanas, pero que el contrario le tratara de manera tan natural le hacía sentir como si se hubieran visto ayer mismo.

-Es que te echaba de menos.

Akaashi le sonríe desde su lugar y le hace un gesto para que le espere en la segunda planta. El bicolor asiente. Una vez que llega al piso de arriba, retira algunos libros de segunda mano que están apilados en una silla y la usa para sentarse. Akaashi aparece después cargando un montaña de ejemplares nuevos con diferentes títulos. Con dificultad se sienta en el suelo (justo delante suya), y deja la montañita que cargaba en el suelo.

BokuAka Week 2020 *.✧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora