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Akaashi había tenido muchísimas primeras veces con Bokuto. Tantas, que ya ni siquiera recuerda algunas. Y aunque eso es un poco triste, piensa que es porque a la lista solo se le suman cada vez más cosas.
Sabía que tendrían tiempo para conocerse mejor, y que no todo sería siempre como lo pintan en esos libros románticos tan populares entre el público adolescente. Y, aún siendo consciente de todo ello, nunca pensó que su primera "discusión" le dolería tanto.
-¡Que me dejes en paz, joder!
Ni que el mayor pudiera enfadarse hasta el punto de hablarle de aquella forma.
Akaashi sabía que Bokuto era alguien muy hablador, pero nunca le había visto tan callado como en los último meses (en los que toda la vida del bicolor había parecido conspirar en su contra).
Comenzaron a salir como pareja en enero y, justo unos meses después, los padres del mayor se divorciaron. Cuando le preguntó si se encontraba bien, solo le sonrió restándole importancia.
Poco después, fueron descalificados del torneo de voleibol para el que tanto estuvieron entrenando. Cuando le preguntó si necesitaba desahogarse (ni siquiera le había visto soltar una lágrima), Bokuto negó y siguió su camino solo.
En abril se metió en una pelea con el club de baloncesto. Nadie sabía bien la razón, solo se rumureaba que llevaban tiempo picándose entre ambos, pero Akaashi se olía que eran los otros quienes llevaban ya tiempo molestando al bicolor (no sería la primera vez que lo hacían). Toda la preparatoria estuvo hablando por días de cómo el capitán del club de volei se había lanzado sobre el de baloncesto iniciando la pelea. Cuando Akaashi le preguntó si le dolía ese labio roto, Bokuto negó sin mirarle siquiera a la cara.
La cosa no ha mejorado desde entonces. La época de exámenes se acerca y ha sido el detonante para que el mayor explote al fin. Pero, para desgracia de Akaashi, ha explotado con él.
Aquella tarde mayor había estado todo el entrenamiento rematando solo. No había hablado con nadie ni se había molestado en mirar a ningún compañero por mucho rato. Le rodeaba un silencio que ahogaba al que permanecía cerca y Akaashi sabía, por las ojeras que adornaban sus ojos, que seguramente su madre habría caído enferma de nuevo y había estado cuidando de ella toda la noche además de estudiar para los exámenes. Por ello, cuando Bokuto se apoyó contra la pared para beber agua, se acercó a él con sutileza y dejó caer esa pregunta que hizo estallar al mayor.
¿Te encuentras bien?
El grito se escuchó por todo el lugar y sus pisotones resonaron fuertes en la cabeza de Akaashi a medida que se marchaba furioso del gimnasio. No sabía qué había hecho para enfadarle, pero solo agachó la cabeza con un molesto pinchazo en el pecho.
A Keiji nunca le habían gritado. Como siempre ha sido una persona muy tranquila obediente, está acostumbrado a que nadie le levante la voz (mucho menos una persona enfadada con él). Por ello es que mordió su labio inferior avergonzado al ser el centro de atención de sus compañeros y, sobre todo, dolido por no haber podido servir de apoyo a su novio.
Konoha fue el que me puso una mano en el hombro y le dijo:
-Tranquilo, cuando está triste se enfada con nada.
Y Akaashi, dolido y molesto, solo pudo pensar en que si el mayor quería enfadarse con él, pues que muy bien; pero le respondería con la misma moneda.
La realidad es que ninguno duró mas de dos horas enfadado con el contrario.
Akaashi fue el que llamó llorando para disculparse y Bokuto, unos minutos después de escuchar a su novio disculparse entre lágrimas, quien apareció en la puerta de su casa llorando a moco tendido gritando que no había hecho nada malo y que era él el que se había comportado como un auténtico capullo.
Sí, juntos habían tenido muchísimas primeras veces.
No todas mágicas ni bonitas pero, por lo menos, todas tan reales como ellos mismos y sus propios sentimientos.
