Llego el día.

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En medio de la oscuridad de mi habitación se oye un sonido, un sonido agudo y repetitivo, es el telefono que no para de sonar, me despierto a regañadientes para cogerlo:

-Si, -digo con voz dormida y pagada- diga.

-Ven corriendo, eshando hostia a la torre ,hay noticias sobre la batalla.-La voz del minero de triana parece preocupada, parece que va a derrumbarse.-

-Enseguida voy. -Contesto en un tono algo más despierto.-

Logro vestirme lo más rápido que puedo, salgo de la habitación como si hubiera visto al demonio y enfilo la calle, aún la noche sigue sobre Fredericia, una leve brisa del mar ayuda al frío existente. Las calles están poco iluminadas, perfectas para el pillaje pero el pueblo danés es como el español siempre resguardado cuando el frío aparece y la estufa es lo unico que da calor junto a las mantas, no como aquel lugar de adiestramiento de Grafenwöhr donde los nazis nos trataban casi como judios. Llego a aquella torre que parece una segunda casa para mí, entro en esa sala gris que esta iluminada por una sola luz blanca, en ella están el Capitán Rasmussen, Coronel Bobadilla, May Andersen, el minero de triana y un joven desconocido, rubio de ojos azules de la misma edad que la mía y de aspecto corporal deportivo, también hay un soldado mensajero; me adentro en la sala, las caras son de preocupación, asi que decido saludar:

-Buenas, ¿quería algo de mi, capitán?

-Si, soldado, venga aqui. Supongo que ha observado que hay un soldado mensajero, tiene una oferta para nosotros, eschuchale.

-De acuerdo, como mande, capitán.

-Heil Hitler! -Saluda el soldado mensajero- El general Himmer quiere hacerle saber que el Führer ha decidido hacer una capitulación con ustedes, la oferta es que os rindais y depongais las armas, a cambio el führer se compromete a mantener los organismo politicos y sociales de esta ciudad, como se ha hecho en el resto del país. Aquí tienen el documento por escrito para firmar.

-Miro aquel documento donde vienen los puntos expuestos por el mensajero- ¿Realmente esta es su oferta?

-Si, señor. -DIce el soldado en un tono afirmador y determinador.-

-Esta bien. Como dijo un antepasado del coronel: "Los infantes españoles prefieren la muerte a la deshonra. Ya hablaremos de capitulación después de muertos".

-De acuerdo, el general Himmer me ha dicho que si la respuesta era negativa, les daba un plazo de 24 horas para pensarselo, si cambian de opinion deben sustituir por una bandera blanca  la que actualmente portan en esta torre. Nada más, señores. Heil Hitler!

-Adios. -Respondemos todos al unisono.-

-¿¡Pero tú esta loco!? ¿¡Por que lo ha hesho!?-Habla sobresaltado el minero de triana hacia mi- Era una paz honrosa

-Eso es mentira, ¿sabes como es verdaderamente la realidad? Los daneses tienen poca o nula libertad, viven en una ley mordaza dificil de vivir, judios desaparecen cada día, la politica es una mentira para mantener calmado al pueblo...¿¡y aún preguntas!?

El silencio domina la sala, la gente comienza a salir sabiendo que no hay vuelta atras, dentro de unas horas la batalla final por Fredericia habrá comenzado, entonces se queda Bobadilla que se acerca hacia mi para preguntar:

-¿Como sabias esa cita? No muchos saben que es del Regimiento Zamora.

-Tú y yo nos conocemos muy bien, aunque ahora no me reconozcas. Prepara a tu regimiento para la batalla.

Tras decir esto, salgo de alli con un portazo. Hay que prepararse para la batalla, asi que salgo en direccion a mi habitacion en aquel piso cerca de la torre. Me visto y marcho de nuevo hacia la torre para ultimar el ataque. Entro de nuevo en la sala gris, tal vez sea la ultima vez que la pise, como siempre iluminada, miro el mapa, sé que en el bosque se va a librar todo el peso belico, la playa será un recurso ultimo para los nazis debido a que el mar no es que sea su mejor aliado, pero vamos a sufrir mucho sin cobertura aerea. La noche empieza a caer de nuevo a traves de la ventana, miro el calendario, 21 de Junio, tres meses de asedio a Fredericia sin rendición y todo se decide hoy; ya que no voy a poder dormir en toda la noche, decido mirar las cartas que he recibido de ella, su recuerdo me ha mantenido con vida hasta ahora no sé porque, tras reerlas mil veces, me dispongo a escribirle una ultima carta que enviaré yo o los nazis.

Miro el reloj, las 4 y media de la madrugada, en media hora inciamos el ataque, reelo la ultima carta escrita de mi puño y letra y la guardo en mi bolsillo interior. Salgo de la torre, empieza a llegar el capitán Rasmussen, el minero de triana, la chica de la resistencia, Bobadilla y el chico desconocido de ayer, después de los saludos habla el capitán:

-¿Todo preparado, coronel?

-Si, capitan, todo en orden.

-Supongo que se preguntarán quien es este chico desconocido, su nombre es Guillermo Gunnar Nielsen y es mi 'alumno'. Quiero que lo traten como uno más.

-Entendido, capitán. -Decimos todos asintiendo.-

-De acuerdo, todos a sus puestos, a las 5 en punto comienza el ataque final. Suerte, señores.

-Suerte. -Sentenciamos todos allí reunidos.-

Bobadilla y yo caminamos hacia el lugar establecido del regimiento que se ha desplazado a la altura del puente, todos cuadran al vernos con sus fusiles Mauser 98 K y subfusiles MP 40, Antitanque y ametralladoras además de pistolas Walter P 38 y granadas. Por lo que veo, están todos los que partimos de Zamora, de repente Bobadilla empieza a soltar un discurso que en vez de motivar hace reír a los soldados, al termianr me pregunta:

-¿Quiere decir algo antes de que luchemos?

-Si. ¡Soldados, tenemos ante nuestras narices lo que buscabamos, la venganza, pero no crean que va ser solo esta batalla, eso sería de hipocritas, quiero que cierren los ojos, haganme caso. Quiero que visualicen a sus novias, prometidas y mujeres, hijos e hijas, familia que ha quedado en España, ese recuerdo será lo que nos mantenga en pie ante el enemigo; ahora recuerden todo lo que nos han contando nuestros abuelos y ancianos del lugar sobre este regimiento, recordemos Empel, Villagodio o Fredericia. Abran los ojos, soldados. Señores, hagamos de Fredericia nuestro Linares! No cedamos ni un palmo de terreno, solo tomaran la ciudad cuando todos estemos muertos.

La guerra que nos hizo hombres.Where stories live. Discover now