Burocracia asamblearia.

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--The liquid that runs through their veins will cause these lightheadedness, no antidote, that time can only decide if he kills or survives. (El líquido que corre por sus venas le provoca estos vahídos, no hay antídoto, solo podemos que el tiempo decida si lo mata o sobrevive.) -Le escucho a un medico que se dirige al minero de triana y otro acompañante.-

-¡Vamo' no joda! Lo que faltaba...-Suspira con pena el minero de triana.-

-El plan sigue su curso, ¿no? -Contesta en un perfecto español, el acompañante que se encuentra con mi compañero, su apariencia se asemeja a un hombre de mediana edad, pelo medio corto moreno, barba de cuatro días , ojos verdes y un cuerpo ancho machacado por la guerra.

-Zi, zi, tranqui, chiquillo. Reune a tó, vamo' a montar el taco en Europa.-Determina con certeza a la respuesta anterior formulada por aquel hombre extraño.

Aquel hombre moreno de ojos verdes sale por la puerta de aquella sala, entonces en mi enesimo intento de abrir los ojos completamente veo que estoy en un hospital con el resto de soldados heridos en batalla, me muevo pero mi costado izquierdo se duele, en ese momento se da cuenta el minero de triana de que he despertado:

-¡Hombre! La bella durmiente.

-Yo también te he echado de menos.

-¿Ya estas mejo?

 -Si, si, lo que no sé cuando me iré de aquí.

-Pues ahora mismo, tiene el alta medica. Así que arreando que es gerundio.

-Como mande, mi sargento.

Salimos de aquel lugar tenue para encaminarnos hacia un coche descapotable que nos espera,  en el se encuentra el compañero del minero de triana de esta mañana. Entonces el mienro de triana toma la palabra:

-Soldado Rodríguez, le presento al capitán Thomas Manuel Rasmussen Fernandez, para los soldados Capitán Rasmussen y para los amigos 'Manolo Chapas'.

-Encantado.

-Igualmente, me han hablado mucho de usted.

-¿Ah, si? No puedo decir lo mismo de usted, capitán Rasmussen. ¿Adonde vamos?

-A un lugar de esta ciudad que a lo mejor te suena, soldado.

-No creo, no conozco nada de Fredericia excepto su nombre, capitan.

-¿No sabe nada de la historia de esta pequeña ciudad, soldado?

-Nada, de pequeño solo he oido su nombre en mi ciudad natal pero nada más puedo decirle, capitán.

-Vaya, vaya, que hombre me has traído, minero de triana...

 -Ya ve, Manolo Sapas.

-Bueno, ¿Me quereis decir adonde vamos?

 -Un poquito de po' favor, chiquillo.

-Pero, per...

-¡Ts! A callar, soldado.

-Como mande, capitán.

Después de recorrer unos kilometros, nos encontramos casi a las afueras de Fredericia, cerca de la torre medieval del puente, entonces el capitán Rasmussen gira la cabeza y me dice señaalando a la torre:

-Allí vamos, soldado.

-¿A la torre?, capitán.

-Exacto, soldado.

Llegamos al lado de aquella torre salvadora, nos bajamos del coche y entramos en ella, subimos por el ascensor y nos dirigimos a una sala, que creo que se encuentra en la planta más alta de aquella torre porque me pitan los oidos demasiado, entramos y en ella hay unas cuantas personas.

-Buenos días, señores. -Rompe el silencio formal el capitán Rasmussen.

-Buenas. -Responde los integrantes de la sala a unisono.

-Les he hecho llamar porque hoy es el día acordado para el principio del fin del fascismo, hoy es el día donde los nazis van a caer y ser echados de nuestra península y país, pero antes de ser tan optimista les presento a estos hombres que me acompañan:

        -Este hombre de complexión ancha, de talla baja, moreno y con un 'salero' que no le entra en         los huesos, se llama el minero de Triana, la mayoría lo conocéis de otras reuniones.

        -El otro hombre, que para muchos puede parecer un niño, es el sujeto que buscabamos desde         hace meses.

Las personas de la sala se quedando mirandome fijamente, observandome y examinandome minuciosamente como si de un terrorista fuera.

-Sentaros. -Nos indica el capitán Rasmussen.- El soldado Rodríguez no sabe porque está aquí, creo que es el momento de que sea informado. ¿que opinan?

Todos susurran en voz alta, sus miradas delatan desde sorpresa hasta incredulidad, al cabo de unos minutos, uno de los hombres se levanta de su silla, su uniforme es del ejercito naval y sus condecoraciones parecen ser del servicio britanico y dirigiendo su mirada hacia el Capitán Rasmussen contesta:

-Hemos decidido que la respuesta a su pregunta es afirmativo.

-Esta bien, de acuerdo. Minero de Triana, acercame esos papeles y ayudame.

-Ezo esta hesho, quillo.

El minero de Triana le pasa los papeles al capitán Rasmussen, que rapidamente me echa una mirada de 'la que te espera', antes de que se inicia a hblar el capitán, lo interrumpe el miero de triana argumetnando:

-El soldado Rodríguez recibió la carta, -dirigiendose a mí- ¿se la puede mostrar a la sala?

Mi cara es de asombro, pero quiero finalizar este interrogatorio así que se la entrego. -Aquí la tienen, señores.

Después de otros minutos de murmullos, se levanta de su silla el capitán Rasmussen mandando callar para comenzar a decir:

-Señores, este es nuestro hombre. Ustedes han dictaminado hoy que le digamos el por qué de su estancia aquí y su futuro, ahora sigamos el procedimiento y abandonen la sala para regresar a sus puestos. Gracias por venir.

La sala comienza a desalojarse, al poco de unos minutos sol oquedamos en ella, yo, el minero de triana y el capitán Rasmussen. Entonces el capitán se gira y empieza a decirme:

-Como has oído eres el hombre que buscabamos. La situación es esta: los nazis nos tienen asediados por todos los lados, en la lucha por tierra nos están ganando paso a paso, no tenemos capacidad de respuesta, en el plano maritimo estamos siendo ayudados por los ingleses y sus potencial de navios pero no aguantaran mucho debido a que ha comenzado la Operación Inglaterra; por aire también somos ayudados por los ingleses. Sé que esto te parece descabellado pero la historia a veces lo es, tu regimiento fue el único que acabo con el uno de los últimos grandes imperios europeos, me refiero a Napoleón y su Grand Armée. ¿Que Opinas?

La guerra que nos hizo hombres.Where stories live. Discover now