Dolor y esperanza.

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Desde aquel instante que supimos que íbamos a mirar a la muerte a la cara, el miedo se esfumó y los nervios se evaporaron, pasamos de ser jóvenes con futuro a hombres sin esperanza dispuestos a luchar por nuestros principios. Hemos perdido el factor sorpresa ante los alemanes, su retaguardia ya hace acto de presencia haciendo que estemos en inferioridad numérica y nuestro movimiento de tenazas puede resultar fallido. Mi compañero danés, Nielsen, y yo intentamos adentrarnos para cumplir nuestra misión de conectar con el grupo de Martorell pero lo malditos nazis parecen multiplicarse como los panes y los peces, comento la situación con mi compañero:

-¿Hablas algo de español?

-Si, claro.-responde en un impecable español-.

-De acuerdo, la situación está muy jodida. Necesitamos uno de esos tanques ya que no tenemos ayuda aérea, o cargárnoslo todos.  ¿Qué sabes de la resistencia?

-La resistencia está en la ciudad defendiéndose junto a lo civiles. 

-Estamos algo jodidos, porque entre los dos...¡cuidado con esa granada!- me quedo pensativo durante un momento- está bien, haremos la táctica de la conejera. ¿Sabes cuál es, no? 

-No, no tengo ni idea. -Responde mi compañero danés con cara de sorpresa.-

-Pues verás, consiste en dar un paso atrás para luego dar dos hacia adelante. 

Antes de que él pueda contestarme, una ráfaga de balas provenientes de un oruga nos acecha haciéndonos retroceder hasta la misma orilla del río, este hecho hace que la maniobra pensada se ponga en práctica. Miro la cara de mi compañero danés que refleja miedo y a la vez ganas de ir a por el enemigo, entonces suelto en un grito:

-¡Ahora nos toca a nosotros! Paso a paso, palmo a palmo ganando terreno a los alemanes. ¿ocay? -termino diciendo acompañado de un pulgar arriba-.

Entonces coloco mi arma para realizar un disparo colocado, preparo el objetivo y disparo. Cae el soldado nazi. Ahora es el turno de Nielsen. Mismo ritual pero diferente acierto, falla a la primera ya que necesita efectuar otros dos disparos para lograr abatir a otro soldado enemigo. Poco a poco vamos recuperando terreno entre los dos, el enemigo no sabe por donde vamos yendo debido a que tiene varios frentes abiertos. 

-¡Aviones! ¡Cuerpo a tierra!

Es la voz de Juan Ramón que retumba a lo lejos.Miro hacia el cielo para ver si es cierto, de repente nos sobrevuela algunos aviones de la Luftwaffe, ¿cómo podemos contrarrestar esa superioridad aérea? Mientras el 'jefe' decide cómo hacerlo, mi compañero y yo seguimos con nuestra táctica, podemos ver como el grupo de Martorell está luchando encarnecidamente por acabar con ese escollo llamado un grupo de soldados alemanes. El movimiento de tenazas puede salir y ganarle un palmo de terreno a los nazis, pero por ahora no podemos relajarnos; un estruendo cae en el improvisado campo de batalla, el silencio aparece, nadie hace nada, ese ruido ha paralizado todo, ha ralentizado el tiempo, muchos hombres se palpan su cuerpo para ver que están bien, las bombas de la Luftwaffe han caído cerca pero no nos ha causado bajas, en ese momento miro a mi compañero danés y le grito:

-¡Ahora! Fuego a discreción. 

Nos lanzamos contra esos bastardos del Führer, el factor sorpresa está de nuestra parte otra vez, también lo hacen el resto de mis compañeros, cae el enemigo con los disparos atravesando sus cuerpos. Avanzamos hasta el objetivo que es la mitad del bosque, el movimiento de tenazas ha dado resultado, todos llegamos al punto de unión:

-Buen trabajo, soldados. -Nos dice Martorell- Estableceremos aquí el campamento de avanzadilla mientras le transmitimos las noticias al gran Bobadilla. -termina añadiendo en tono despectivo.- ¿ha habido alguna baja?

-No, señor.  -responde uno de los soldados-.

-Gracias a Dios. -sentencia Martorell.-

Todos comenzamos a levantar el campamento, yo me disculpo con mi compañero Nielsen y decido ir al río para lavarme el rostro. Al llegar allí, me arrodillo, extiendo e introduzco en el agua mis manos para lavarme, siento como cada gota toma cada poro de mi rostro. Pienso en ella, aunque me haya roto el corazón, en que ha debido pasar para que de la noche a la mañana rompa con todo, mande al traste recuerdos y promesas, momentos  vividos...no lo entiendo, mientras sigo sumido en mis pensamientos oigo un ruido, una pisada de ramas secas, rápidamente me giro apuntando con mi arma y diciendo:

-¡Santo y seña! ¿Quién anda ahí?

Sale de entre los matorrales Juan Ramón que responde: -Tranquilo, que soy yo. Solo venía a verte para saber como estabas. Aunque por tu expresión veo que le sigues dando vueltas a la última carta que recibiste; no pienses tanto en ella, se fue y si aún te quiere volverá. Si no vuelve, ella pierde a un hombre que cualquiera mujer mataría por tener a su lado. Anima esa cara, que aún seguimos vivos.

Tal vez tenga razón él, me dice mi subconsciente. Lo único que le puedo responder es con una pequeña sonrisa y un gracias sincero. Volvemos caminando al campamento donde una noticia ha alterado el ambiente de los soldados, la noticia viene de Fredericia y nos concierne a todos, cuya respuesta es:

-¿¡Me estas puteando!?

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⏰ Última atualização: Jul 19, 2016 ⏰

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