2. Recíprocamente.

2K 196 20
                                    

Imagen de multimedia por @sachiko_29 en twitter.
~

A pesar de que no había dormido nada bien, Sanji se levantó antes de lo usual para prepararse un café. No sin antes darse un baño en agua fría para terminar de despertarse, quitarse de encima el sudor de la noche anterior y refrescarse la sensación de calidez creciente dentro de cada fibra de su piel. Se vistió dándose cuenta que además de que se sentía más cálido de lo normal, su piel estaba más sensible. Se miró al espejo y notó sus mejillas de un tenue color carmín. «¿Estoy colorado?». Extrañado, Sanji se tocó la cara y se acercó al espejo. Todavía faltaban por lo menos tres semanas para su próximo celo, pero esos eran síntomas de que en cualquier momento podría estallar en feromonas y sumergirse en un calor erótico insoportable.

No le tomó demasiada importancia. Después de todo, no se sentía enfermo y era imposible que el celo se le haya adelantado semanas. Así que se dirigió a la cocina pensando que iría por una consulta con Chopper en cuanto se despertara.

En vez de un café, optó por un té helado para apaciguar su caluroso interior al llegar a su preciada cocina. La luz del sol apenas comenzaba a entrar por las ventanas pintando lo que tocaba de un brillante color naranja. Era aún demasiado temprano para que alguien estuviera levantado, incluyéndolo a él. Pero Sanji se dio cuenta por el peculiar olor creciente fuera de la cocina, que no era el único despierto a esa hora.

—¿Torao? —nunca había olido algo igual a quien estaba fuera de la cocina, pero aún así no tenía dudas de que quien cada vez más se acercaba a la puerta era Trafalgar. Sanji se quedó observando hacia aquella dirección hasta que la puerta se abrió rápido y dejó entrar a un muy notable Law. Sanji tragó saliva y se llevó una mano al abdomen al sentir a Law así. Se suponía que anoche tuvo que haber tomado un supresor de olor, pero helo ahí, Sanji podía olfatear que estaba tan desvelado como él, pero no cansado ni somnoliento. Notaba también una chispa de satisfacción y agrado cuando Sanji apareció en su campo visual. Todas sus emociones se sentían tan transparentes a través de su aroma que Sanji se creyó incluso un tanto entrometido por saber lo que pensaba. Intentó no hacer caso de esa esencia, mucho menos de lo que ésta causaba en él y al ver que Law no hablaba, apartó la vista de su cuerpo y preguntó—: ¿Desayuno?

A Law le pareció extraña esa reacción, pero, al igual que el rubio, hizo lo posible por ignorar sus propios pensamientos y contestó indiferente—. Por favor.

«¿Por favor?» pensó Sanji al tiempo que se movía rápidamente para prepararle a Law algo de comer mientras que él se adentraba lentamente en la cocina, haciendo como que todo estaba completamente normal cuando ambos sabían que no era así. Cada vez le era más difícil a Sanji ignorar lo que el olor de Law estaba diciéndole acerca de cómo se sentía con él y mucho menos lo que estaba causando dentro de sí. Y Law, que aunque sabía que no podía oler nada de él, estaba seguro que el rubio sentía exactamente lo mismo. Los minutos siguientes pasaron en un cómodo silencio, ambos dándose cuenta de que la ansiedad se había ido y se sentían de nuevo como normalmente o, incluso, mejor que nunca antes.

Trafalgar suspiró y recargó un lado de su cadera en la mesa, observando a Sanji cocinar. Era irónicamente frustrante que se sienta tan bien y correcto estar en compañía específicamente de él sin siquiera saber por qué. Por su lenguaje corporal supo que él también sabía y pensaba algo que lo sacaba de la rutina, pero no se atrevía a preguntar.

Así que tomó aire y lo hizo él mismo—. ¿Tú también...?

Sanji levantó la vista, pasmado al encontrarse con su mirada, como si no pudiera creer que Law se atrevió a admitir que estaba sintiendo algo distinto, igual que él. Tragó saliva y soltó sobre el lavabo lo que estaba en sus manos—. Depende.

Law rió—. Claro que también lo sientes.

El rubio apartó la mirada con la excusa de buscar la toalla para secar sus manos. Se quedó pensando otro par de segundos antes de sucumbir ante lo que evidentemente estaba pasando entre los dos—. ¿Por qué?

Law tomó su postura de nuevo, poniéndose de pie y esperando una pequeña oportunidad para acercarse a Sanji—. Tampoco lo sé.

El aroma de Law gritaba su interés de encontrar una respuesta en Sanji, quería que le dijera todo lo que él sabía o pensaba que sabía acerca de lo que pasaba entre ellos. Y Sanji se comenzaba a preguntar si Law estaba al tanto de que su fragancia decía todo lo que ni su expresión ni sus labios se atrevían. Apestaba a deseo. Deseo por nadie más que por el hombre frente a él. Su aroma crecía cada vez más y era más difícil de ignorar el hecho de que a Sanji aquello lo llenaba de ilusión, anhelo y ansia por acercarse a él. La boca se le hizo agua y tragó al tiempo que sacaba un cigarrillo para despistar. Sus manos sudaban y su piel se calentó tanto que se arrepintió de su decisión de llevar tanta ropa encima ese día.

La idea que tenía Law desde la noche anterior sobre lo que lo hacía sentirse de esa manera con el rubio tintineó en su mente justo ahí, al mirar cómo Sanji caminaba lento para rodear la barra que se interponía entre los dos, recargando su peso en ella al quedar frente a frente con Law, a unos metros lejos de él.

—¿Eres consciente de que apestas? —preguntó Sanji amortiguado con el cigarro sin encender en sus labios y con ambas manos dentro de sus bolsillos. Levantó su mirada para encontrarse con la sonrisita ladeada de Law, causándole una propia.

—¿En serio? —dijo dando un pequeño paso al frente, echándole un vistazo a su propio cuerpo y dándose unas palmaditas, como si pudiera sacudirse el olor al menos un poco así. Sanji no se movió, expectante del porte y sus cada vez más transparentes sentimientos a través de su aroma. Law hizo lo mismo, paró frente a él aunque su cuerpo le pedía a gritos acercarse más. Miró a Sanji a los ojos por largos segundos antes de permitirse bajar la mirada solo un poco, saboreando su propio labio. Sanji resopló con una sonrisa y Law dedujo que fue por lo que su olor reveló—. ¿Te gusta?

Jugando con el cigarro entre sus labios y sin devolverle la mirada, Sanji se relamió y respondió—. ¿Que si me gusta tu hedor a alfa? —se puso apropiadamente de pie y lanzó el cigarrillo a la barra detrás de él.

Law no tenía nada más que perder. Frente a Sanji, su aroma transparentaba su sentir, así que no valía la pena seguir tanteando el terreno cuando tenía más certeza que dudas y a Sanji tan expectante de sus palabras.

—Puedo ver que te encanta, omega.

Fantasía en un destino trazado.Where stories live. Discover now