75. Sinónimo de dolor

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-Buenas noches, bebé -dice con burla, formo una mueca burlona y le cedo espacio para pasar. Él no tarda en ubicarse en el sofá, desde el cual me llama tras dejar la bandeja en la pequeña mesa del frente-. Tu mamá me dijo que te estabas muriendo con cáncer de mocos y no podías ni moverte de la cama y, ¿qué crees? Aquí llegó tu sanador con desayuno incluído, además.

Ruedo los ojos y río un poco, en tanto me ubico a su lado, para luego tomar la taza humeante de té.

-Deja de mentir. Mi mamá apenas acaba de venir y ya tú estabas aquí -contesto neutral. Ian ríe, luego se inclina un poco para besar mi mejilla.

-Bien, bien, no importa mi preocupación -dramatiza, logrando que le muestre una sonrisa-. ¿Cómo estás? Te ves demacrada, Arya, y más pálida que de costumbre -añade serio. Golpeo su hombro con toda la fuerza que soy capaz de ejercer y como es de esperarse, eso no sale bien.

Mi cabeza quiere que muera, estoy segura.

-¿Por qué viniste sin avisarme? -Evado su pregunta y reprimo el quejido que me habría gustado exhalar, porque no quiero darle la razón y tampoco hablar de mi salud.

Él jamás viene a verme sin hacérmelo saber antes y esto me importa más ahora.

-Tenía ganas de verte.

-Hablo en serio, Adams -insisto seria, él rueda los ojos.

-Bueno... igual tenía ganas de verte, pero vine porque Juliana me llamó anoche muy alterada. Dijo que la odiabas porque había hecho algo horrible y que ahora aseguraste convertirte en un monstruo con mocos y muy mal humor -contesta robotizado. Río sin contenerme, y esta vez no solo me lastimo la cabeza, sino que me da un ataque de tos y por el brusco movimiento, derramo el contenido de mi taza medianamente caliente sobre mis manos y piernas, además del sofá y alfombra-. Un monstruo torpe, además. -Ahora ríe él-. ¿Te hiciste daño?

-No está tan caliente. -Le resto importancia y continúo, mientras limpio mis manos con una de las servilletas que él trajo-. Y Juliana es una exagerada. ¿Cómo voy a odiarla? Es mi hermana.

-Claro, eso fue lo que yo le dije. Además, ¿cómo podrías odiarla? Ella no te roba besos -dice lo último con un falso tono bromista y eso, sin que pueda evitarlo, me incomoda, por esta razón no lo miro. Ya hablamos de esta situación hace mucho y creí que había quedado claro.

-Ya hablamos de esto, Ian, y creí que estábamos bien con respecto a este punto.

-No, claro que lo estamos. Eso quedó atrás, yo solo bromeaba -se excusa. Me obliga a verlo y sonríe sin ganas, mirándome inexpresivo-. En realidad esto es pasado, me di cuenta de muchas cosas e incluso estoy salien... Olvídalo. No estoy aquí por eso.

Lo observo con duda cuando se detiene y le voy a pedir una explicación, pero no me lo permite. Sé que su intención y el motivo de su visita tiene un fin más allá del que me comentó, porque lo conozco. Él sabe algo y quiere que yo se lo confirme, así que no insisto en preguntar.

-Debí ir a matar a Liam en lugar de venir aquí, ¿verdad? Te juro que si...

-Tú no tienes que matar a nadie -lo interrumpo, porque lo que menos necesito es un problema entre ellos-. Yo... no he tenido una buena semana, eso es todo -contesto evadiendo su mirada, fingiendo que ahora limpio el té derramado sobre mi ropa. Ian eleva mi cabeza tomando mi barbilla para que vuelva a verlo-. Exploté con Yul y le dije cosas feas como consecuencia. No pensé en el daño que le hacía, pero ya lo arreglaré con ella, no te preocupes.

-Claro, y yo me como los mocos de tu cáncer. No te creo una sola palabra, Arya -habla con dureza, yo dejo la taza de vuelta en la bandeja y giro mi cuerpo al completo para quedar frente a él y mirarlo-. ¿Qué fue lo que pasó realmente?

Canela ©Where stories live. Discover now