¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—Tienes sentimientos por Chase Timberg —recuerda Harriet.
—¿Qué? Esos no son necesarios para mi carrera —digo, solo porque estoy un poco nerviosa, cosa que jamás admitiré.
—Jamie, por amor a lo que sea que ames, no uses esa línea cuando te declares —dice Kansas entre dientes.
Entonces, frenan. Estábamos atravesando el campo de fútbol las tres, pero el resto del camino hasta Chase, será en solitario.
Ni siquiera tengo que echar una mirada sobre mi hombro para saber que no se marcharon. Son mis amigas, por supuesto que están ahí. Me lo demostraron las veces suficientes para que, al día de hoy, no tenga duda alguna de que me atraparán si me caigo de la torre sentimental y debo volver a escalarla.
Miro a Chase. El entrenador le da una palmada en el hombro antes de hacer sonar el silbato. Sin embargo, sus jugadores han dejado de correr y las órdenes de Bill se las lleva el viento.
Todos los ojos están puestos en nosotros mientras caminamos hacia nuestro encuentro.
