1. Muestra mucho el espárrago

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A veces nos cuesta aceptar que las personas que nos quieren pueden lastimarnos, sobre todo si es a propósito

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A veces nos cuesta aceptar que las personas que nos quieren pueden lastimarnos, sobre todo si es a propósito. 

No sé si Derek quiere un poco a Jamie o no, pero sé que no la ama. Amar está por sobre cualquier otra cosa.

Contra la creencia popular, creo que los infieles pueden querer mucho a sus parejas, pero el detalle está en que eso no es suficiente para algunos por más horrible que sea reconocerlo.

Amar sí lo es.

Me enteré que hace unos días enloqueció. Le destrozó el coche en mitad de la noche, y mientras la espero fuera de su casa para ir caminando juntos a la universidad, no dejo de pensar en lo idiota que fue Derek.

Conociéndola, y si al menos le importara su preciado coche a ese chico, hubiera previsto que esto iba a suceder. ¿Qué le costaba decirle que no la quería más antes de ir a buscarse otra chica?

¡Muestra mucho el pene y poco la verdad!

Ese sí es un zoquete.

No, en realidad describirlo como un zoquete es demasiado generoso de mi parte porque esa es la forma en que me llama el entrenador. Derek es un...

—¿Qué haces tú aquí? Lo que me faltaba, por amor a mi carrera...

Ni siquiera puedo saludarla antes de que pase por mi lado. Troto para alcanzarla, retorciendo las correas de mi mochila con nerviosismo.

—Lo siento, creí que querrías algo de... ¡Jesús y sus amigos! —chillo echándome hacia atrás cuando frena de golpe y se saca los anteojos de sol.

Es un mapache.

Uno rabioso.

El día siguiente al incidente del coche, se veía igual. Esto demuestra que tener el corazón roto no se cura de la noche a la mañana.

—¿Crees que porque estoy triste necesito un chico que me acune contra su pecho para que pueda llorar y autocompadecerme de mí misma? ¿Crees que necesito que me digas que soy suficiente y él se lo pierde? ¿Que hay millones de peces en el mar como para jugar con tiburones infieles que conducen coches caros, se bañan cada tres días y no pagan la mitad de la cuenta?

Levanto las manos en señal de inocencia.

—Lo-Los tiburones no se bañan. Viven en el agua, Jamie.

Vuelve a ponerse los lentes y se cruza de brazos. Está seria, pero las comisuras de sus labios se crispan. Parece luchar contra una especie de risa ante mi patética respuesta.

—Camina rápido o piérdete, ¿entendido? No te esperaré. De ahora en más no espero a ningún hombre.

Asiento más veces de las necesarias.

Soy un pez que tiene que aprender a nadar, porque mis habilidades son nulas en cuanto a Jamie Elizabeth Lynn se refiere, aunque me tengo bastante confianza.

Ley del mapacheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora