Capítulo 66

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Kenjirou le señaló con el dedo. —Yo que tú no desobedecería a un yakuza. —advirtió.

Izuku dio un respingo ante ello, acabando por asentir rápidamente y caminar a su lado.

Y así, el evento tan esperado por el peliverde, dio por finalizado con un resultado realmente… desalentador.

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|Deku|

Si el caos se había desatado un sábado por la tarde, ahora un día domingo se manifestaba con evidente calma.

Una calma que realmente resultaba ser bastante dolorosa.

Izuku había mantenido su cabeza pegada a la almohada durante horas.

—Cariño, ¿no tienes hambre? —insistía Inko tras la puerta de su habitación.

—No mamá, gracias… —respondía el pecoso con desánimo. —Estoy cansado, solo quiero dormir, luego bajo a comer no te preocupes.

Inko bajó levemente su mirada y apegando su mano derecha sobre su pecho, abrió sus labios nuevamente. —Pero Izuku, no has desayunado y tampoco has bajado a almorzar… ya pasan de las cuatro de la tarde y ni señales de ti, ¿realmente está todo bien?

—Sí mamá, no te preocupes, luego bajo a comer. —reiteró con su voz apagada.

Inko lanzó un suspiro cansado. —Está bien, cualquier cosa llámame. —respondió con preocupación. — ¡Estaré en la sala! —añadió esta vez alejándose, bajando por las escaleras.

—Sí…

¿Ver películas y salir con amigos?

Aunque realmente lo intentara, solo sería un caso perdido. Al igual que como había dicho Katsuki el día anterior, él solo deseaba estar solo.

Él solo quería olvidarse de todo y dormir, siendo los sueños la única escapatoria de su situación actual. O eso quisiera decir, pues ya ni siquiera eso representaba un alivio para él.
Hasta en sus propios sueños Katsuki aparecía, recalcándole el hecho de que no quería verle más.

Ya lo sabía, su mente de manera lenta deformaba toda la información que había recibido de parte de Katsuki, y realmente evitaba que fuese así. Pero su mente se empeñaba en torturar sus pensamientos aprovechándose de sus emociones negativas que le rodeaban en aquellos instantes.

Luego de un par de horas y para cuando el reloj marcaba las siete de la tarde, con desánimo y evidente pereza se dirigió a darse un baño con agua bastante fría, con el propósito de despejar y desconectarse un poco de sus emociones actuales.

En un inicio pareció funcionar para cuando el agua chocó con fuerza en contra su nuca, causándole un evidente escalofrío a lo largo de toda su espalda. Pero ahora, que permanecía sobre el tejado de su propia casa observando las estrellas de manera paciente, parecía que aquel efecto frío lentamente se distanciaba, regresando a la tristeza que se mantenía con su mente ocupada en todo momento.

¡Ah! Katsuki-sensei ¦Katsudeku¦ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora