«A Izuku Midoriya no se le dan bien las matemáticas, pero, ¿quién sabe? Quizás con su nuevo profesor las cosas cambien.»
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×YAOI (chicoxchico) estás advertido en caso de que no compartas este tipo de gén...
—Dame la mierda más buena que tengas. —ordenó Bakugou, apoyado en una vitrina reluciente.
—Buenas tardes, señor. Tenemos algunos modelos que podrían interesarle. —respondió la nerviosa vendedora, corriendo para indicarle aquello. Algo le decía que si no se apresuraba, ese extraño y malhumorado cliente rubio ceniza iba a explotar.
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—Ashido, Sero, Kaminari y Kirishima, están reprobados. —sentenció Aizawa, entregando aquellos exámenes llenos de errores.
— ¡No, porfavor! —exclamó Kirishima, al borde del desmayo.
—Tranquilo hermano, aún nos quedan unos cuantos exámenes para fin de semestre. —habló Kaminari, increíblemente tranquilo y sonriente, animando así a los desafortunados.
Aizawa alzó una ceja ante esto. —No, Kaminari. Este era el último examen de cierre de semestre. —intervino. —Bien saben que a mi me gusta poner las calificaciones por adelantado.
Los cuatro alumnos reprobados comenzaron a llorar y la repentina tranquilidad de Kaminari se fue lejos, muy lejos.
— ¡Aizawa-sensei, una oportunidad por favor! —rogaba el chico eléctrico, colgándose de sus piernas, pues su profesor de historia ya estaba camino a la salida del aula.
—Te di muchas y tú lo único que hiciste fue escuchar música. —respondió con pesadez, intentando liberarse de su agarre.
— ¡Aizawa-senseeeeeeei! —volvió a insistir, con sus mocos colgando.
Aizawa rodó los ojos, siempre era lo mismo con sus alumnos. —Kirishima, por favor. —Le lanzó una mirada potente, dándole a entender que si no le hacía caso, le iría peor.
Kirishima se levantó de inmediato y con una enorme aura negativa comenzó a tirar de las piernas de Kaminari, para así despegarlo de las piernas de su profesor cansado.
— ¡¡AIZAWA-SENSEI, ¿QUÉ ES LO QUE LE DIRÉ A MI VIEJO?!! —rogaba, arrastrándose por el suelo producto de los tirones de Kirishima.
—Que estás reprobado. —dijo sin más. —Y que esto les sirva de lección, si el próximo semestre no se esfuerzan, considérense repitentes.
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Y dicho esto, Aizawa se retiró directo a la sala de profesores para beber su amado jugo de naranja.
— ¡Midoriya, ayúdanos! —hablaron al unísono Kirishima y Kaminari, rogándole al pecoso quien estaba ensimismado en sus apuntes.
— ¡Ah! —Salió de sus pensamientos asustado, ante la intervención de sus amigos. Sonrió de manera leve, comprensivo. —Por supuesto, Kirishima-kun, Kaminari-kun. Esforcémonos este próximo semestre.
