Capítulo 21: Pietro di Marco Bartolini, el abogado

Comenzar desde el principio
                                    

Roma, Italia - Antes

Los vientos otoñales ya circulaban por las calles de la ciudad y los habitantes cargaban con el temor interno de un invierno que ya estaba próximo a arribar.

Pietro había regresado a su país hacía aproximadamente tres meses, luego de estudiar derecho en una prestigiosa universidad de Estados Unidos De América y especializarse en derecho internacional, sin embargo, no había tenido suerte consiguiendo un empleo que valiera la pena. Se mantenía a flote con unos cuantos euros que le enviaban sus padres desde Florencia y con el hospedaje a largo plazo que le daba su hermana en su apartamento.

Aquella mañana estaba nervioso, impaciente y ansioso. Tenía una entrevista y, si lo hacía bien, obtendría el trabajo con el que siempre había soñado, asesorar legalmente a una empresa con sucursales en todo el mundo y con miles de millones de activos. Tristemente, en la información sobre la contratación se afirmaba que, por motivos de seguridad, el contratante no podía revelar el nombre de la empresa hasta que el candidato fuese aceptado en el puesto.

Una mujer que se encontraba tras un escritorio habló fuerte, indicando que era hora de que el señor Pietro di Marco Bartolini pasara a la oficina para que lo entrevistaran. Pietro no tardó en ponerse en pie. Sus manos estaban sudorosas y aquel traje alquilado le causaba piquiña. Se aproximó a la puerta y, antes de entrar, acomodó su corbata y el cuello de su camisa.

La oficina era gris y deprimente, igual a un mal día en la ciudad donde había estudiado, Boston, Massachusetts, pero eso no lo desanimó ni un poco, en cambio, le dio más energía, ya que se sentía como en casa. Un hombre de piel negra estaba tras un escritorio observándolo fijamente, parecía un escáner que analizaba hasta el mínimo movimiento que hacía.

—Tome asiento, por favor —dijo el hombre, más como una orden que como una cortesía. Pietro obedeció rápidamente —. Estamos seriamente interesados en contratarlo, señor Di Marco...

Pietro salió del lugar media hora después, con la ansiedad disminuida y un sentimiento leve de que se había desenvuelto muy bien. Ahora solo tendría que esperar hasta que se contactaran con él, y si eso no ocurría dentro de una o dos semanas, sabía que era prudente empezar con la búsqueda de otro empleo.

Estando sentado en el sofá de la sala de estar de su hermana mientras veía un partido de fútbol, recibió la llamada que tanto anhelaba. Contestó temblando, debido a que era la primera llamada de un número desconocido que recibía en mucho tiempo. Cuando colgó, no se pudo contener. Arrancó a correr y gritar por todo el apartamento como un loco. Saltó sobre el sofá, sobre la cama y hasta en la mesa de centro y las encimeras de la cocina.

Sus primeros meses de trabajo fueron ideales. Tenía una gran oficina en un alto piso de un lujoso rascacielos en el centro de Roma y varias personas a su cargo, inclusive una secretaria. Resolvía problemas de demandas menores de consumidores insatisfechos o de publicidad engañosa en la empresa que lo había contratado y de la que se sentía parte, Black Edge, una famosa compañía tecnológica con millones de ventas en todo el globo terráqueo.

Su destreza para ganar la mayoría de los casos y para llegar a acuerdos en los pocos en que no salía victorioso, llamó la atención de los ejecutivos, quienes le ofrecieron un mejor puesto, lo que conllevaba un mejor salario y mayores beneficios, pero también mayor responsabilidad, y Pietro no dudó en aceptarlo. Era un lobo y el mundo le estaba poniendo todas las ovejas a sus pies, no podía evitar comerlas.

Su asenso lo hizo mudarse lejos de Europa, a Sídney, desde donde tendría que manejar las demandas y pretensiones de varias de las empresas más importantes del conglomerado Black a nivel del Sudeste Asiático y Oceanía.

Olympo en PenumbraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora