Capítulo 16: Lars Schlüter, el profesor

Bắt đầu từ đầu
                                    

—Concuerdo con usted sin duda alguna, profesor. También me gustaría saber por qué lo mataron, pero sobre todo quién lo asesino.

—Ahí radica nuestra diferencia. Yo prefiero el porqué. Los motivos son más exquisitos, nos dicen más sobre el ser humano, de lo que es capaz de hacer por poder, dinero, odio, amor... El quién solo nos da un nombre sobre el responsable de un derrame de sangre, nada nuevo en la historia... Por cierto, bello color el de su vestido, doctora Davenport, muy similar a la sangre del difunto. —Claire sintió algo de vergüenza y sus mejillas se enrojecieron —. Por Dios, me disculpo si cause alguna vergüenza en usted, deseaba todo lo contrario. Avanzo con los tiempos. Sería un pésimo historiador si aún pensara que el matrimonio homosexual y las piernas de una mujer son cosas prohibidas. Era un cumplido. El color carmesí fue, en el siglo XVIII, una muestra de estatus. Era de los colores más caros para tinturar la ropa... Pero mejor guardo silencio. Supongo que es usted quien debe hacer las preguntas. No la entretendré más con mis habladurías. Prosiga con total libertad.

—El dato estaba muy interesante, pero estoy de acuerdo, soy yo quien debe hacer las preguntas. ¿En qué universidad imparte cátedra, profesor Schlüter?

—En varias... ¿Desea que las nombre?

—¿Todas en Alemania?

—Por supuesto que no. Aquí en Suiza también, además de en Inglaterra y Los Estados Unidos de vez en cuando.

—Es usted toda una eminencia.

—Tan solo mejor que el promedio —dijo Lars Schlüter con una sonrisa.

Claire observó mejor el pasaporte para comprobar las palabras de su acompañante. Era rojo, con un escudo y el nombre de su nación escrito en alemán. Abrió el documento y se paseó entre las hojas. El profesor solo había viajado a donde decía haberlo hecho, además de Turquía, el mundo árabe y algunos países del Sudeste Asiático y Sudamérica.

—Dice su pasaporte que nació en Bonn...

—Cierto, mi amada ciudad derrocha histórica por doquier. Gracias a ese lugar desarrollé desde muy pequeño una asidua mi pasión por lo que hago.

—¿Qué lo trajo a Suiza?

—Mi trabajo en una universidad. Coordinaré un seminario a partir de mañana.

—Espero lo haga muy bien —dijo Claire y el profesor le agradeció elevando una comisura de sus labios —. Y he de suponer, sin miedo a equivocarme, que dicha universidad pagó su estadía en este hotel. —Lars Schlüter asintió —. ¿Tiene algo que decir sobre su familia?

—Mis padres murieron hace ya décadas, en un accidente aéreo. Tengo dos hermanas. Una de ellas es una reconocida chef y reside en Londres, la otra intenta hacerse una vida con su título en artes plásticas.

—¿Esposa o hijos quizá?

—No, doctora, por supuesto que no. Nunca me casé y mucho menos tuve hijos. La vida académica no tiene descanso, se debe disponer de demasiado tiempo para viajes, calificaciones y preguntas estudiantiles, además de miles de horas a solas para reflexionar y descubrir por medio de la investigación. Y también requiero tiempo para comer e ir al cine, como cualquier otro ser humano...

—Eso no lo dudo, profesor Schlüter, lo que en efecto dudo, en cambio, es su relación con el señor Blackwood. Un académico anciano, sin familia y por lo que parece muy centrado... no logro encontrar algo que lo una al difunto.

Lars Schlüter calló por un segundo y posó la mirada sobre una colección de libros que se hallaban en una mesa cercana.

—Es difícil conseguir fondos para investigar la historia, doctora Davenport. Ahora todos desean mirar al futuro, pero nadie se preocupa por el ayer, parece que todos olvidan de donde vienen y prefieren ignorarlo, creyendo que así lograrán mejores resultados, sin saber que quien no conoce su pasado, está condenado a repetirlo.

Olympo en PenumbraNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ