¿Una Solución?

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Los magos subían por la escalera a toda prisa, sabiendo que la distracción no funcionaria por siempre, más sujetos de la secta irían a parar el caos, debían apurarse. Darren y el grupo llegaron a la superficie, sin embargo se encontraron nuevamente con sus captores, estos colocaban los sellos.

—¡Usa el anillo! — le pedía el niño a su maestro.

—Me gustaría, pero antes debo seleccionar el lugar a dónde transportarnos y mientras más pasajeros sean menor es el rango — le explicaba el mago peliblanco, intentando encontrar algún pasaje libre.

—No pierdas el tiempo — Faustus volvió a poner su mano en el suelo creando otro pequeño golem flotante, era un bulto tan grande como la cabeza de un hombre y contaba con un par de brazos largos, tenía una esfera esmeralda, este era la propia fuerza mágica dada por el mago.

Los golem los sujetaron, llevándolos a las alturas, lejos de las lanzas de sus enemigos.

—¿Dónde deberíamos ir? — le pregunto Faustus a Darren, este último observaba como eran perseguidos por una turba enfurecida — los habitantes de este sitio nos odian, no es seguro permanecer aquí.

—Lo entiendo, pero debería hacer más por esta villa — se lo planteaba a conciencia.

—¿Estás bromeando? Ellos no te necesitan aquí, solo te torturaría — le aclaro la mujer con disgusto — huyamos, avisemos a su dichosa Orden, no suelen ser útiles, pero está situación requiere a tu institución.

—Si que te debe parecer alarmante para llamar a la Orden De Magos — se burlaba Darren de la preocupada mujer, irritándola al instante.

—¿Te parece un chiste? ¡Hablamos de toda una villa que quiere matarnos! ¡Seamos o no miembros de la Orden De Magos! — respondía molesta ante la aparentemente despreocupación del mago peliblanco.

—No lo es, pero si no hacemos nada podría estallar una guerra civil — le explicó el mago notando que los golems empezaban a colapsar — ¿Faustus? ¡Dime qué solo quieres asustarme!

—¡Me encantaría confirmarlo! — grito guiando a estos a llegar al techo de una casa, apenas logrando llegar estos se desmoronaron.

Tod apenas podía conseguir mantenerse equilibrado, estaba en la cornisa y sus brazos se agitaban buscando no caer, Darren solo podía ver cómo su protegido se balanceaba, su corazón se volcó intento sujetarlo aún estando tan retirado, solo perdía la imagen del niño, Felicia le agarro de su ropa, evitando un fatal desenlace.

—¡Debieron colocar más sellos! Es peligroso — Faustus pensaba  con rapidez, la gente comenzaba a llegar alrededor de la casa.

—¡Debemos salir! — Darren tomo a Tod del otro brazo y miro con desdén a Felicia — ¡Salten! La paja no aguantará nuestro peso.

El grupo lo hizo de inmediato, cayendo en un cuarto, Tod fue empujado por la mujer al ir venirse abajo, su maestro vio mal esto, levantando a la mujer tras recuperarse del golpe, solo para darse cuenta que ella se lastimo la pierna con un mueble y había empujado al niño para evitarle el daño.

—Lo siento yo.. — se disculpo de inmediato ante su actitud tan desagradable, ella empujó las manos de Darren.

—Ahórratelo, solo salgamos de aquí — se limito a responder, apoyándose en cualquier superficie, Tod fue con ella para ayudarle — es bueno ver qué no eres igual a tu maestro.

Salieron de la casa, estaban bastante felices de que su propietario estuviese ausente, pero en el exterior los esperaban bastantes residentes con un pésimo humor, algunos portaban tridentes, palos y cuchillos, no era una gran turba sin embargo eran más que suficiente para herirlos gravemente. Felicia sudaba recordando cómo está situación le había ocurrido en el pasado, los habitantes de su natal pueblo le quitaron la vida a su hermana mayor frente a ella, cuando tenía la edad de Tod, el coraje invadió su cuerpo, deseaba liquidar a sus atacantes con su don, pero le era imposible gracias a los sellos en la villa de Somilen.

—¡Malditos cobardes! ¡¿Están dispuestos a matar a un niño?! — vociferaba la mujer furiosa con los habitantes de la villa, estos no parecían limitarse por ello — ¡Son escoria!

Darren interpuso su mano, distrayendo a la maga de su cólera, este dio un paso delante de ellos, Faustus temiendo por su seguridad intento detenerlo, pero este solo le miro con su mirada confiada.

—Los sellos bloquean la conexión con el Axis Vitae en este plano, pero no son capaces de parar la magia de este lado, cuando la fuente está aquí mismo — explicaba Darren extendiendo sus brazos y formando un círculo con su movimiento — ¡Tod, esto es lo que significa ser un mago afiliado al fuego azul!

Coloco sus manos juntas para luego separarlas, apareciendo una enorme flama azul, en diferentes partes de la villa los sellos eran consumidos por el mismo tipo de fuego, todos los residentes de Somilen retrocedieron aterrados de como un mago era capaz de invocar magia.

—¡Llamen al maestro del credo! ¡Es el único que líder que está en la villa! — escucharon los magos está noticia oportuna.

—¡¿Cómo es posible que lo hicieras?! — Faustus arremetió contra su amigo, disgustado por lo que esto significaba.

—¡Espera! ¡Espera! ¡Lo hice por qué no creí que tendría un discípulo, antes de encontrar a Tod! — se explicaba Darren quien se sentía apenado de sus acciones previas.

—¿Oíste eso? ¡Tienen más maestros en esta secta! — Felicia no espero más para decirlo, temiendo que el mago peliblanco hiciera una locura — debemos irnos.

—Váyanse ustedes, lleven a mi discípulo fuera de la villa, debo encargarme de este tal Bhoris — les pidió antes de ir al centro de la villa — ya les alcanzaré.

—¡Darren! No me dejes.. — le pidió el niño, temiendo no volver a verlo.

—No te preocupes, yo volveré y tendré que llevarte a hacer la iniciación — con eso en mente Darren quedó pensativo — si, aún tenemos mucho que hacer. Faustus cuento contigo para cuidarlo.

—No temas Tod, yo me encargaré de ti en caso de que este no vuelva — Felicia le extendió una cordial invitación.

—¡Oye no intentes robarme a mi aprendiz! — renegaba su maestro al notar sus intenciones.

—Aun no es tu aprendiz, a lo mucho es un candidato, tu no le has enseñado nada ¿O me equivoco? — sus palabras golpearon en el orgullo de Darren, irritándolo más.

—¡Volveré! ¡Eso es lo que importa! — indico señalándola con el dedo, para perderse entre las calles.

En alguna otra parte de la villa de Somilen, Bhoris reposaba cubierto de extrañas hojas sobre su cuerpo, en esa habitación estaba acompañado por tres hombres, quienes le llevaron las noticias del motín en el mercado profundo y la destrucción de los sellos.

—Un mago capaz de usar magia — decía en voz alta el maestro del credo — eso significa que su valor es mayor al estimado.

De inmediato se quitó las hierbas de su cuerpo para tomar su claymore, ya estaba decidido a tomar la cabeza de Darren.

Blue Mage: Tod Lender And The OtherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora