XXIX

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Harry.

Hoy me había despertado más temprano que Emma, éste día tenía que ser perfecto

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Hoy me había despertado más temprano que Emma, éste día tenía que ser perfecto. Sería un día especial y quería que ella lo recordara. Antes de salir de la habitación besé su frente, pasé una sudadera por mi cabeza hasta tenerla puesta.

— Servicio a la habitación, buenos días.

— Buenos días, hablo desde la suite a nombre de Harry Styles, quería ordenar por favor un desayuno completo. Lo mejor que tengas.

— Enseguida señor.

— Gracias.— Colgué.

Solté un suspiro y caminé al balcón. La brisa estaba fresca pero agradable, estaba muy nervioso por hoy.

La puerta sonó y de inmediato corrí a abrirla para que el sonido no despertara a Emma.

— Gracias.— Le di una generosa propina luego cerré la puerta.

Caminé al carrito de comida y destapé todo, olía delicioso y conociendo a Emma le encantaría. Pancakes, Waffles, fruta, licuado de plátano, huevos fritos, café, etc. Me dirigí a la habitación y ahí estaba ella durmiendo tranquilamente, la miré por unos segundos, era simplemente preciosa, no cabía duda que no me quedaban ganas de mirar a nadie más, en éste preciso momento fue cuando comprendí lo que leí hace unos años, los ojos siempre le pertenecen a la persona que los hace brillar, mis ojos, mi corazón, mis pensamientos, todos le pertenecen a la chica frente a mí.

Acaricié su mejilla, Emma comenzó a moverse y luego de unos segundos abrió sus ojos.

— Hey, buenos días.— Susurró con su típica voz ronca de las mañanas.

— Hola preciosa.— Besé sus labios.— ¿Cómo amaneciste?

— Bien, de maravilla.— Me abrazó por la cintura.— ¿Tú?

Amaba cuando se ponía cariñosa.

— Bien, porque desperté a tu lado.— Susurré en su cuello.— ¿Tienes hambre?

— Mucha.

— Ven, vamos a desayunar.— Tomé sus manos y la empujé para que saliera de la cama.

— Esto es estupendo, se ve delicioso, cariño.— Me dio un beso en la mejilla antes de correr a una silla para empezar a comer. Había acomodado todo en una mesa en el balcón.

Sonreí.

El desayuno pasó entre risas y besos, Emma estaba feliz lo notaba en ella y eso me hacía más que feliz a mí.

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