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Emma.

Subí a mi auto luego de un día largo de trabajo,  han pasado unos días desde aquel reencuentro con Harry, eso había provocado una discusión con Ezra ya que él pensaba que había puesto la excusa de ir al baño solo para encontrarme con él

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Subí a mi auto luego de un día largo de trabajo,  han pasado unos días desde aquel reencuentro con Harry, eso había provocado una discusión con Ezra ya que él pensaba que había puesto la excusa de ir al baño solo para encontrarme con él. Aún no había conocido esa faceta de él y no estaba acostumbrada a eso, peleamos y ahora no nos hablamos, esa vez me regresé con Niall, Ezra está muy cerrado en su mundo y no quiere entender lo que le digo, ya le he dicho todo, le expliqué y si el no quiere escuchar o entender ese ya no es mi problema.

Antes de llegar casa me he detenido en el super, necesitaba comprar algunas cosas y comida, ya que mi frigorífico está casi vacío. Estacioné un poco retirado ya que el lugar estaba repleto de autos, creo que he venido en la hora que más se acostumbra hacer las compras. ¿9:00 pm? En fin, bajé del auto  cerciorándome de traer mi tarjeta y celular.

Tomé uno de los carritos y emprendí mi camino por los pasillos, cualquier cosa que miraba lo metía, ya había terminado solo por último estaba buscando una salsa para una pasta que pensaba hacer para la cena cuando escucho la voz de alguien a mi lado discutiendo.

— Mierda Tom no sé cuál dices, ya estoy en esa sección.

Grandísimo que es New York, y justo siempre me lo tengo que encontrar en todas partes, esto es increíble.

Date prisa, date prisa. Me decía internamente. Agradecía que traer puesta la capucha de mi sudadera así sería difícil que me reconociera.

— ¡No te entiendo!— Le dijo desesperado.— No, espera hay una chica aquí, puedo preguntarle, ¿crees que sepa?

Que no sea yo, que no sea yo, que no sea yo.

— Oye, disculpa.— Dio unos toques en mi hombro.

— Mjmm.— No volteé, simulé buscar algo en el estante frente a mí.

— Siento molestar, ¿Sabes dónde está la salsa arrabbiata?— Siempre era tan amable.

Ah pues si, trata a las personas con amabilidad.

— Uhm...—Diablos está detrás de mí. Bien, voltearé. No, no lo haré.

— ¿Emma? ¿Eres tú?— ¿Qué? ¿cómo supo que era yo?

Me giré lentamente sobre mis talones.

— Hola.— Mordí mi labio inferior como un acto nervioso.

— Vaya, qué coincidencia.— Suelta entre un suspiro.

— Demasiada.

— Entonces, ¿Dónde es...?

— ¿Cómo supiste que era yo?— Lo interrumpí.

— Vi el brazalete que te regalé en tu cumpleaños cuando levantaste el brazo para tomar eso, me alegra que lo lleves puesto, yo también aún traigo el mío.— Susurra esto último.

Still | h.s Where stories live. Discover now