Rosa

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La idea de abrir la puerta del auto y lanzarme era tan tentadora.

JaeHyun prácticamente me estaba secuestrando, a quien sabe donde me llevaría a estas horas de la noche.

¿Y si vendía mis órganos?

—No me mires con esa cara, Yuta.— Me habló sin apartar la vista del camino.—No te voy a secuestrar.

—Pues parece que sí.— Me crucé de brazos mientras bufaba.—¿Me puedes decir a dónde vamos?

—No.— Alce una ceja a lo que él sólo se alzó de hombros.—TaeYong me dijo que no te dijera.

—¿Y le vas a hacer caso?— Asintió mientras daba la vuelta en una esquina.—¿Donde está?

—Nos está esperando.

Cerré los ojos y me recoste en el sofá de cuero. Definitivamente no era un secuestro, TaeYong sería incapaz algo así, pero igual albergaba un sentimiento de inseguridad en mi pecho.

Desde aquella pelea, incluso, había silenciado el grupo donde hablábamos. Me sentía ofendido, humillado, traicionado. Si iban a actuar como si nada hubiera pasado, simplemente daría media vuelta y volvería a mi casa sin pensarlo.

«Pero hace algo de frío, quizás le pediría a JaeHyun que me lleve.»

El auto se detuvo un par de calles después, dando con un bar que solíamos visitar de vez en cuando.

Me tomó algo de tiempo reaccionar para darme cuenta que JaeHyun ya había bajado del auto, así que me apresure a abrir la puerta. Cuando coloque un pie afuera, sentí la brisa pegar contra mi cara provocando que me estremeciera un poco.

—Ni siquiera traje un abrigo.— Me quejé un poco conmigo mismo antes de salir del auto, mirando hacia los lados. Encontrando a lo lejos con un TaeYong algo, ¿Nervioso?

Culpe a mi vista por no servirme de nada en estos momentos y me apresure a caminar hacia ellos, abrazando mi propio cuerpo porque la camisa que llevaba no abrigaba absolutamente nada.

Antes de pronunciar algo, el más pequeño se me adelantó y tomó mi mano para guiarme,en contra de mi voluntad, hacia dentro del edificio.

—¿Pueden decirme a donde vamos?

El silencio fue el único que respondió mi pregunta. TaeYong seguía caminando mientra atravesaba un par de mesas y JaeHyun caminaba tranquilamente detrás de mí, seguramente para evitar que escapará.

Nos detuvimos frente a una mesa, donde el mayor se dejó caer frente a una de las mesas. Me jaló para que tomara asiento a su lado en el aterciopelado sillón, YoonOh se acomodó en una de las sillas al otro lado de nosotros.

Cuando me soltó, pude ver el rojo en el rostro del mayor. Se notaba como ya había bebido un poco, me sorprendía, la mayoría de las veces él era el único que mantenía la conciencia.

Mono no Aware | Nakamoto Yuta|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora