Epílogo

16 1 4
                                    

«Basti:

Antes que nada, feliz cumpleaños para nosotros.

Espero que te guste el regalo.

¡Qué digo!

Sé que te encantará y me amarás mucho más, si soy la mejor.

Disfrútalas y compone mucho que ganas y talento te sobra.

Sé que a pesar de todo y que no estamos atravesando el mejor momento, quiero decirte que siempre es un buen día para reír.

Sí, aún así y con todo esto.

Pero hey, si un día te sientas a pensar todas las cosas que hiciste a lo largo de tu vida, recordarás que las risas no faltaron.

No pongas esa cara, endúlzate un poco, ¿quieres?

Confieso que al principio no estaba segura de añadir esto, pero supongo que las circunstancias me orillaron a escribirte.

Tengo que confesarte que tengo miedo.

Sí, yo, Tyra Alvarado está que se orina en sus sábanas.

Aunque trato de alejar esos pensamientos y dejar que el optimismo que me caracteriza tome posesión de mi día a día, sé que es mayor la posibilidad de que hasta aquí te acompañe. Y me duele.

Sobretodo porque sé que somos un equipo y, te fallaré, este extremo con mi remo del bote quedará libre. Hasta aquí te acompaño en la corriente que es la vida.

A partir de ahora remarás solo.

Sé que es duro, que quizás me odies y te comprendo. Prefiero eso a que sufras cada día.

Créeme que si pudiera, quitaría tu sufrimiento. Sabes que quiero verte sonreír.

Lo siento Basti.

Prometo que no me rendiré si prometes que pase lo que pase, reirás hasta que podamos remar juntos.

Hablo enserio, sigo siendo tu hermana mayor niñito.

Por lo demás, cuéntale a Zhoue todas nuestras aventuras. Cuida a mamá, cocina con ella y no quemes nada, siéntate todos los domingos a mirar con papá su programa favorito, y vive Bastian.

Vive por ti, yo ya lo he hecho y me llevo la gratitud de haber coincidido contigo.

Te amo Basti.

PD: Gracias por ser el mejor hermano mellizo precioso, igual a mi jeje, que tuve.

Tyra».

•••

Ocho años después...

Muchas veces me pregunté porqué las personas deciden por otras; ya sea un padre, un hijo, un hermano...

Cuando Tyra necesitó un corazón, de los fallecidos que hubo en ese transcurso ninguno en vida firmó para el Incucai. Tal vez tuvieron sus propios motivos, o pensaron que iban a quedar "vacíos", pero aún así imposibilitaron la oportunidad a otra persona a seguir viviendo.

Y no los juzgo.

Solo que no me cabe ese egoísmo, y aunque no soy quién para decidir sobre los demás, los entiendo porque como nosotros también perdieron a ese ser amado.

Yo en vida hubiese dado la vida por ella. Y ellos que desgraciadamente también tuvieron que partir, ni siquiera pensaron en el otro.

Los órganos no van al cielo. Y ser sepultado sin uno de ellos no modifica en nada. No quedará nada vacío, porque lo que caracteriza a un ser humano es su alma.

Si ya no sirven para ti, puede ser útil para otra persona.

Donar órganos, por voluntad propia o por decisión de padres y/o tutores, es considerado uno de los actos de bondad más grande de humanidad.

A los que se atreven se merecen el cielo y un profundo respeto.

¿Qué mejor que ver o escuchar a ese ser amado latiendo en otra persona?

Y aunque el destino ya estuvo marcado desde un principio, solo me quedaba hacerle caso.

Vivir.

Por los dos.

Sé que puedo cumplir todos aquellos sueños que ella tenía. Y aunque no fue una promesa hacerlo, sí lo fue el reír hasta que podamos remar juntos.

Después de todo, Tyra y yo, siempre fuimos un equipo.

Alzo la vista al frente y, justo allí en primera fila, la siento animándome, siguiéndome en cada paso que doy como siempre lo hizo desde niños.

Víctor, a unos pasos de mí, me hace una seña con la cabeza y las luces se apagan.

Hora del show.

Otra promesa y otro sueño cumplido.

Esto es por ti hermana, mi fan número uno por siempre.





Por Siempre, Tyra ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora