Los chicos del Socialite.

Capitulo 30:No puedo estar lejos de ti.

Capítulo 30: No puedo estar lejos de ti.

Estaba sentada. No entendía nada.

— Peach siempre fue muy apegada a Trevor, aunque todo el mundo creería que ella y él tenían algo, no, solo eran mejores amigos —hablaba él sentándose a mi lado. — ella sacaba lo mejor de ambos, ella nos convenció a estudiar en la universidad a Trevor y a mí, ambos mantuvimos esa promesa ya que sería un tiempo más fuera de toda esa mierda en la que está metida nuestra familia. Ella era la luz de Trevor y poco a poco se fue convirtiendo en la mía también, sin darme cuenta me daba cuenta que estaba pensando en ella, que sonreía cuando entraba a casa, que cuando Trevor me decía que Peach llegaría me ponía feliz, y fue cuando llego me di cuenta que ella me gustaba. Pero para mi sorpresa era mutuo, ella sentía lo mismo, pero... —suspiro. — no podíamos decirle a nadie porque lo de Thomas y Penélope había sido reciente, no podíamos. Además, Trevor...

Comenzaba a entender poco a poco, él y ella tenían algo, no podían hacerlo público porque lo de su hermano Thomas era reciente, no podían porque no sabrían como reaccionaria Trevor, pero... ¿Como termino Peach huyendo de todo?

— ¿Y Peach?

— Ella comenzó a recibir amenazas, justo como Penélope antes de desaparecer. No íbamos a tomarles importancia, porque creímos que lo de Penélope y Thomas había sido mera coincidencia, pero cuando inicio en Peach ambos nos dimos cuenta hacia donde iba todo —trago en seco. — recibió amenazas, recibió las rosas, recibió la cabeza de un cerdo... creímos que había sido alguien que odiara a Peach... ¿Pero ¿quién podría odiarla?

Notaba esa mirada en sus ojos, en la ama, en verdad lo hace. Hizo todo por ella, se sacrificó, arriesgo su lomo y seguridad para cuidarla.

— Pero las cosas iban subiendo de nivel, todo se salió de control cuando alguien comenzó a seguirla. En ese momento supe que debía hacer algo, fue algo que hice solo, con mi dinero que tenía ahorrado lo transferí a una cuenta que no pudiera ser rastreada, con ayuda de un amigo pude comprar un vuelo a Inglaterra sin retorno, ella se fue y con ella se fue mi corazón. —notaba la tristeza en sus ojos. — le page a una señora que fingiera que había visto que se la llevaron en un auto. Tuve que hacer muchas cosas para que ella este bien, cosas de las cuales no estoy orgulloso.

— ¿Ella está bien? —pregunte muy atenta. — ¿dónde está?

— No es tan fácil como ir al tomar el té con ella, Julianna. —hablo mirándome. — ni si quiera yo la he visto en todos estos años.

Baje mi mirada.

— ¿Como está él?

— ¿Quien? ¿Trevor?

No, Tucker.

Me abstuve a ese comentario.

Creo que mis comentarios sarcásticos no van con el momento.

— Bien, más alterado de lo común, controlador, irritable, siendo un completo idiota porque ahora no estás tú para ser su señal de alto —exclamo levantándose de la silla.

Eso me hizo girar a ver el lugar, no había nadie.

— ¿Dónde están todos?

— Trevor y sus ganas de impresionar a nuestro padre para que este más sentenciado a toda esta-

Se detuvo, no siguió hablando y se recargo en la mesa.

— ¡¿Es que no puede ser normal!? ¿No puede ser como cualquier chico con el corazón roto? ¿Ir A Beber? ¿Salir De Fiesta? ¿Conocer A Chicas?

Auch.

Aunque no admitiera, me dolió.

— ¿A qué te refieres?