Capítulo 01

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Disclaimer: Star Wars y sus personajes no me pertenecen, es propiedad de Disney y Lucas Film.

Nota: Esta historia ignora deliberadamente ciertas cosas de TROS. No las voy a "corregir" de forma activa, simplemente voy a fingir que no ocurrieron, sin mencionarlas. Para evitar ciertas confusiones, esas cosas son: Rey Palpatine/Skywalker, Finn sensible a la Fuerza, Leia Jedi. ¡Eso es todo! ¡Espero que os guste!


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Vida. Calor. Paz. Luz. Cegadora. Imposible de mirar sin sentir dolor. Quemaba. Era una estrella pulsante en su pecho que crecía y crecía. No podía pararla. La iba a engullir. Y ya no hubo paz. Solo miedo.


Rey abrió los ojos de golpe. Tomó una gran bocanada de aire, respirando de forma entrecortada, como si hubiese estado todo ese tiempo sin respirar. Tal vez fuera así. A veces no sabía muy bien que ocurría con el cuerpo que dejaba detrás cuando la meditación la sumía en la Fuerza. Poco a poco, todas las sensaciones que había bloqueado volvían a ella. El calor del suelo, el viento que arrastraba la arena y le acuchillaba la piel. El sudor que le recorría la espalda y que apenas era capaz de enfriar el ardor de su piel.


La enorme extensión del desierto de Jakku se abría ante ella. Rey lo contempló mientras esperaba a que su respiración se normalizara, casi pudiendo ver las hebras de la Fuerza sobre ella, el telar de energía que conectaba todas las cosas vivas.


La gente suele pensar que el desierto es un lugar yermo. Pero Rey siempre ha sabido que eso no es verdad. El desierto está vivo. Se mueve, su paisaje cambia con cada tormenta, se retuerce con las criaturas que vagan sobre su superficie y bajo ella. Puedes sentir su ira al calor del sol y su rencor en el frío nocturno. No tiene piedad y devora todo aquello que toca. Rey supuso que había cierta belleza en la simplicidad de aquella lucha extrema entre la vida y la muerte. Allí no había tiempo para la tristeza, la alegría, el odio. O el amor. Solo supervivencia.


Una vez ella también había estado inmersa en esa lucha. Había visto salir el sol cada día con solo la idea de seguir peleando y viviendo, como un acto de rebeldía ante aquel mundo inhóspito que se había convertido en su hogar. Esperaba en cierto modo que al regresar a aquellas dunas algo de esa simplicidad volviera a ella. Pero no fue así. Rey conocía bien ese planeta, y no necesitó la Fuerza para saber que algo no estaba donde debía estar. Era como si alguien hubiese movido los cimientos de una casa y esta se balanceara bajo su peso. Algo ocurría bajo las arenas de Jakku. Y la prueba estaba en el enorme cuerpo en descomposición del vigilante nocturno que estaba a su lado.


Cuando aterrizó en el Puesto de Avanzada Niima, lo último que Rey esperaba fue a un grupo de chatarreros desesperados avalanzandose sobre ella, suplicándole su ayuda cuando vieron que llevaba una espada láser en el cinto. La conocían. La habían estado esperando desde que emitieron la señal de auxilio. Sabían que ahí fuera estaba la última Jedi, la que había detenido el regreso del Emperador, y que vendría en su ayuda. Nadie la reconoció como esa niña pequeña que vivía sola escondida en las tripas de un antiguo AT-AT. No vio a Plutt y tampoco preguntó por él.

Y temblarán las estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora