Capítulo 26: Sangre Fría.

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—Suficiente descanso, continuemos —ordenó Trade, retirándose del árbol de donde se recostaba

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—Suficiente descanso, continuemos —ordenó Trade, retirándose del árbol de donde se recostaba.

—Por favor..., solo han pasado cinco minutos —repliqué, arrugando la mirada. Inmediatamente me miró con su expresión carente de sensibilidad—. Hemos caminado por mucho tiempo, dame un respiro.

Suspiró amargadamente y se cruzó de brazos.

—No tendríamos estos problemas si tomáramos un tren hacia nuestros destinos como el resto de personas —volvió a quejarse del tema.

—Ya te lo había dicho, apenas retiraron tus carteles de «Se busca» de las estaciones. No quiero causar pánico si alguien llega a reconocerte.

—En estos momentos estoy al servicio de un gremio oficial y bajo el permiso del Consejo Mágico, aunque alguien me reconociera no hay ley que pudieran ejercerse sobre mí.

Apreté los puños en un intento por contener mis palabras.

Y de nuevo volvía a ser la persona más desagradable del mundo. Tocar ese tema siempre me enfurecía, Trade lo sabía y no tenía ninguna vergüenza en ocultar su evidente provocación hacia mí. Me parece increíble que alguien como él haya terminado uniéndose a nuestro gremio. Aún no entendía cómo el Maestro consiguió que el Consejo Mágico suspendiera temporalmente todos los cargos que había en su contra. Tantos crímenes y sangre derramada bajo sus manos... ¿Cómo podíamos permitir que se saliera con la suya tan fácilmente?

Me parecía contradictorio el como hace unos días podía hablarle a un niño sobre justicia cuando mi propio compañero se reía de esta, mostrándose como si fuera alguien intocable por ella. Me molestaba no poder contradecirlo, porque ni siquiera yo sabía qué clase de justicia estaba esperando: ¿encierro?, ¿un juicio?, ¿condena a muerte?... Parecía que nada de eso sería suficiente, pero de una cosa sí estaba segura, ella vendría, la justicia al final siempre llega.

Me levanté del suelo, ya que, si comenzaba a darle vueltas a la cabeza con respecto a ese asunto, terminaría molestándome y no era así como quería iniciar esta misión.

—Por qué en lugar de estarte quejando mejor no usas tus súper instintos y me dices qué tan lejos estamos —pedí mientras me limpiaba la tierra de los pantalones.

Cruzó los ojos y soltó un gruñido.

—Doce kilómetros —indicó, señalando con la cabeza en la dirección hacia donde nos dirigíamos.

—Todavía... Se ve que la aldea Kutunan está más lejos de lo que se ve en el mapa —comenté al aire.

Trade no puso atención a ninguna en mis palabras y simplemente continuó caminando, ignorando si lo seguía o no.

Habíamos salido muy temprano de Vistabran con la finalidad de que llegáramos a nuestro destino al medio día. No sé por qué, pero por alguna extraña razón tenía un buen presentimiento acerca de este trabajo. Una semana había transcurrido desde nuestra aventura en Prista, y consideré que ya era tiempo suficiente para realizar otra misión, aunque debo decir que me sorprendió el hecho de que Trade accediera de inmediato. Supongo que ha de estar desesperado por deshacerse de mí, ya que si logramos realizar esta tarea con éxito, no tendrá que hacer otra misión hasta el siguiente mes.

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