Juntos ✧「 Lawlight 」

Insomnio

L empezaba a detestar el insomnio.

Se la había pasado viendo el techo por cuatro horas seguidas. Estaba harto de no tener siquiera un poco de sueño.

No era como si a L le gustara dormir, y mucho menos lo necesitaba, pero lamentablemente, era necesario que lo intentara porque no tenía nada que hacer. Desde que él y Light viajaron a Los Ángeles para celebrar que resolvieron el caso de Yotsuba, Watari le prohibió resolver casos, alegando que se merecía unas vacaciones; además, era una oportunidad perfecta para disfrutar su juventud, o eso decía el anciano.

Y a él no podía importarle menos.

A veces intentaba buscar casos filtrados en Internet, sin embargo, Watari siempre estaba un paso adelante de él en esas cosas, impidiéndole hacerlo gracias a Matt, quien de algún modo logró hackear su computadora evitando que pudiera entrar a esa clase de sitios. Lo peor era que el coronavirus era todo lo que salía en las noticias; nadie hablaba de criminales y la mafia como antes, ya que había problemas más grandes que resolver.

En vista de que ya no podía trabajar había buscado hacer otras cosas que lo pusieran a pensar para desvelarse, encontró la solución a sus problemas descargando varios juegos de diferentes categorías, desde online —específicamente los de armas, donde le tocaban equipos inútiles la mayoría de las veces— hasta de lógica, y de vez en cuando, veía documentales interesantes por televisión.

Era lo que tenía; eso le permitía distraerse por un rato. Fue difícil acostumbrarse a tener lo que para muchos era una ''vida normal'', y al parecer, jamás lo lograría por completo.

Esa noche, podría estar entreteniéndose con eso, pero su celular estaba sin batería y su computadora se encontraba en alguna de sus maletas y le daba pereza sacarla. La única alternativa que tenía era ver televisión, no obstante, a esa hora solo pasaban cosas sucias; a él no le interesaban los programas con chistes malos, sexo en casi todas las escenas y sangre innecesaria. 

¿Quién lo diría? Del detective número uno a un simple turista había solo un paso.

Todo era bastante irreal para alguien como él, pero si tanto le incomodaba esa situación, ¿cómo acabó en un hotel a kilómetros de la sede de la Fuerza de Tarea, en un país donde prácticamente estaba aislado de todo lo que conocía?

Ah, sí, Matsuda.

Él tuvo la brillante idea de decirles que viajaran para divertirse. L no tuvo más remedio que aceptar cuando Watari insistió en que lo hiciera. Light, naturalmente, accedió sin alguna queja, ¿qué más podía esperarse de él?

Por más que a L no le emocionara demasiado alejarse de sus hábitos por completo, no hizo nada al respecto porque no valía la pena protestar.

Cuando menos se lo esperó, Watari ya estaba empacando sus cosas y escogió que fueran a Los Ángeles, un lugar que L ni se molestó en elegir con Light al menos. El detective se volvió un espectador observando cómo planificaban su vida a corto plazo, y dejó de sorprenderse en algún punto.