uno; harvey ridgeway

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Cinco de la mañana, la bahía del Morro recién se iluminaba con la dorada luz del verano. Harvey se había trasnochado transmitiendo. Decidió salir a andar en kayak igual, como solía hacer los fines de semanas. Tomó las llaves del auto y se dirigió a manejar hacia el Embarcadero. Como de costumbre, aparcaba en el Libertine, saludaba a Frankie, el dueño, que cada mañana iba a la misma hora a abrir. Sólo le costaba ese saludo para pasar al restaurante hacia el depósito, en busca del kayak que guardaba allí.

Ese era unos de los privilegios de ser pueblerino y venir de una familia "importante", dirían algunos. Su familia era gente muy sociable, Frankie era muy amigo de su padrastro.

Se colocó el chaleco y llevó el kayak al agua, subió y comenzó a pasear.

Por más monótono que sea, amaba andar por la Reserva, había días que con una pequeña vuelta al pueblo le alcanzaba y otras veces podría llegar hasta Los Osos sin darse cuenta. Era tan refrescante pasear por las aguas tranquilas, sin nada que preocuparse y mucho para pensar. Un simple paseo era suficiente para que cualquier tipo de estrés se le vaya, y en tal hogar donde lo que predominaban las malas vibras era sumamente necesario. Él sentía que era destino lo que lo hizo criarse en ese pueblo, el agua y él eran uno.

Su hogar siempre estaría patas arribas, por eso él siempre buscaría encerrarse en su habitación o pasear por la reserva. Su madre y padrastro trabajaban todo el día, vivían presionados y las vibras se pasarían hacía su hermano y él. No eran malos padres, pero debían aprender a controlar sus energías.

La crianza de Harvey habría sido mejor si su padre estuviera con él, pero lo ha sabido llevar muy bien. La verdad que su vida sería muy diferente si sus padres siguieran juntos. Ellos se habrían conocido en... ¿una fiesta de secundaria? Algo así, la típica historia adolescente. Se casaron muy jóvenes.

Él nació cerca de su décimo aniversario, y las cosas no marcharon bien desde entonces. Su padre trabajaba en Edna, un pequeño pueblo cerca del Morro, donde los viñedos predominaban. Él transportaba vinos hacia otras ciudades, siempre dentro del estado. Podía tener viajes cortos a Los Ángeles, por ejemplo, o se podía ir hasta Redding y manejar por todo el día. No era el mejor trabajo para él y su salud, pero siempre le encontraba la forma de disfrutarlo, le dice mamá. Hasta que un día tuvo el accidente que cambió su vida, y la de su familia.

Se encontraba con un compañero nuevo viajando hacia Sacramento, el chico era joven, unos 19 años se podría decir, y tenía que empezar a trabajar ya que su familia lo necesitaba. A las cuatro horas de ruta, vieron como un camión se deslizaba sin cuidado por la autopista, padre no pudo reaccionar a tiempo y la carga del otro vehículo había chocado ya con su frente. Él salió ileso, pero el chico murió al instante.

No consiguió recuperarse de eso fácil, dormía todas las noches con la culpa de haberle arruinado la vida a ese joven. De a poco tal culpa lo llevó a beber. Perdió su trabajo y decidió perder a su propia familia, divorciándose de mamá y yéndose a vivir a Lancaster, en Ohio, donde creció. Él decía que se alejó para no arruinarlos, pero los arruinó haciéndolo.

El tema de su padre todavía le costaba superarlo a Harvey. Lo habrá visto un par de veces en su vida, no sabría decir si las suficientes para cultivar cierto rechazo hacia él. Lo que sí sabe decir es que su madre quedó destrozada, habría tenido varias parejas y hasta un divorcio más desde que él se fue. Encontrar al ahora padrastro de Harvey la salvó un poco, pero él no confía que haya otro hombre para su mamá que su padre.

Su madre era una gran mujer, tal vez no su persona favorita, pero estaba cerca de serlo. Nunca tuvieron mucho en común desde lo personal, ella dice que en eso era muy parecido a su padre. Su madre lo quiere, aunque le cueste, aunque ella mataría por él no deja de ver a su padre en él. No obstante, físicamente serían casi un calco, mismo cabello de color dorado sucio, ojitos verdes y pecas simétricas en sus mejillas, típico de California. Todo el pueblo sabe que Harvey es hijo de Kathleen Laird.

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