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Estos últimos días habían sido una locura, pero estaba feliz, quiero decir, voy a ser papá, tendré un hijo con la mujer que amo y estoy cien por ciento seguro que es el amor de mi vida no tendría porque lamentarme. Admito que me hubiesen gustado que las cosas fueran diferentes, durar más siendo novios, luego proponerle matrimonio, casarnos y después tener hijos. Pero estaba feliz y nadie podía quitarme esta felicidad. Una sonrisa se formó en mis labios al recordar hace unos días cuando nos enteramos.
Estaba muy preocupado por ella, definitivamente nada de lo que le estaba pasando era normal; luego ella me dijo lo de las pruebas y de inmediato llamé a Jordan para que las trajera. El tan solo pensarlo me había puesto nervioso y a la vez feliz.
Emma estaba encerrada en el baño pasaban los minutos y yo no dejaba de caminar de un lado a otro esperando por el resultado. Admito que la idea me había dado ilusión, es decir, ¡un bebe! ¡De Emma y mío! Aparte de que sería hermoso o hermosa, sería con el amor de mi vida, con la chica que amo con todo el alma. La puerta del baño se abrió dejándome ver a Emma, por su expresión no pude deducir nada, estaba en un trance pero no sabía por si había dado positivo o porque había dado negativo, me miró y abrió su boca pero no dijo nada hasta que habló segundos después:
— Harry... Estoy embarazada.— Buscaba una expresión en mi rostro, la veía. Le sonreí y ella me imitó.— ¡Estoy embarazada!
— ¡Vamos a ser papás!— Me acerqué a ella y la abracé levantándola unos centímetros del piso.
Sacudí mi cabeza.
Con la más discreción posible fuimos al hospital ya que tenía que revisarse, tenía 5 semanas de embarazo, todo estaba bien, simplemente era una consulta rutinaria ya que Emma tiene muy poco tiempo y bueno no es que podamos ver mucho. Solo que se pedía que cuando te enteraras de que estás embarazada vayas a revisar que todo esté bien y lo estaba.
Abrí la puerta con cuidado de no hacer ruido, Emma se encontraba boca abajo dormida, su cabello estaba desparramado por toda la almohada y su rostro tenía el ceño ligeramente fruncido. La mujer más hermosa que mis ojos han visto. Sonreí acercándome a ella.
— ¡Feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños Emma!— Canté suavemente en su oído. Ella abrió sus ojos lentamente luego una sonrisa se dibujo en su rostro.
— ¡Amor, me has hecho el desayuno!— Sonrío mostrando todos mis dientes, toma mi rostro entre sus manos y me acerca para depositar un beso en mis labios y otro más.
— Lo hice, espero te guste.— Me senté a su lado.
Ambos comenzamos a desayunar hablando de cosas sin sentido.
— Entonces, ¿le has dicho a Zoe?— Emma asintió.
— Es mi mejor amiga, tenía que decírselo. Está emocionada porque estamos las dos embarazadas al mismo tiempo aunque ella tiene casi cuatro meses y yo 5 semanas.
