La Reina de Corazones

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Conducía a la máxima velocidad, las calles de Paris estaban casi vacías pues a esa hora de la noche no era muy común ver personas que corrían en un auto con un herido por hacha, los pasajeros comenzaban a inquietarse por el estado en el que se encontraba uno de ellos.

— ¡Písale Kirishima! —gritaba Hiroki desesperado por la herida de Chiaki.

—Calma ya casi llegamos—intentaba calmar las aguas.

—Eso dijiste hace como media hora —reclamo Misaki quien ya estaba comenzando a preocuparse, pues su compañero no dejaba de decir incoherencias por la falta de sangre.

—Miren son arañas...— más dormido que despierto el herido hablaba.

— ¡Chiaki no te mueras! —grito desesperado al ver que el ya no decía nada coherente. — ¡No vallas hacía la luz! — lo agarro de su camisa

—No —le dio un manotazo a Misaki para que lo soltara—Es en serio hay arañas — dijo viendo al par de araña en el techo del auto.

—Ah bueno pensé que ya te estabas muriendo —menciono aliviado.

— ¿Cantos litros de sangre necesita un ser humano para vivir? —pregunto Shinobu al ver como escurría la sangre.

Todos se quedaron en silencio, tal vez lo sabían, pero no lo recordaban con claridad.

— ¡Apúrate Kirishima!—gritaron los ladrones para que este apresurara el paso, sin embargo las calles de Paris eran muy diferentes a las de Japón.

— ¡No presiones! Hace mucho que no vengo por estos lugares — reclamo intentado que no se dieron cuenta de que no tenía la más mínima idea de donde estaban.

Chiaki sentía el dolor de la cortada en el brazo, más para sorpresa de los rescatados este nunca hacia ni una mueca de dolor ni siquiera salían lágrimas de sus ojos, por la profundidad de la herida se diría que o era muy valiente o alguien sin emociones.

Pasaron otros cinco minutos para poder llegar de milagro al lugar de reunión, la calle estaba completamente vacía, no parecía que hubiera mucha gente.

— ¡1, 2, 3! —grito su líder y al instante todos se bajaron de la camioneta, los implicados no sabían porque, de pronto se encontraban solo en medio de lo que sería una calle vacía.

—Toca Hiroki —le dijo Shinobu quien estaba parado detrás del.

—No, yo no que lo haga Ritsu—recrimino mientras se libraba de abrir.

—No, yo no que lo haga Misaki además el es su consentido— los que sabían a qué se refería, se lo quedaron viendo mientras intentaba negarse rotundamente a la petición de sus compañeros.

—Solo porque creo que Chiaki ya colapso — observo como ahora quien lo cargaba era Miyagi, quien no podía creer que siguieran perdiendo el tiempo, cuando su compañero estaba punto de morir.

— ¡Rápido muévete Misaki!— grito Shinobu, quien estaba algo alterado, los tres se lo quedaron viendo, eso solo pasaba cuando...

Toco a la puerta de aquel lugar, el cual parecía una florería, aunque no muy grande, la puerta que estaba cubierta por cortinas color azul claro no reflejaban ningún movimiento.

—"Cual es la contraseña"—se escucho casi en un susurro.

—"La reina de Corazones"— Misaki hablaba bajito mientras todos estaban esperando, se escucho como varios seguros de la puerta fueron quitados, era increíble la seguridad para ser una simple florería.

Todos ingresaron a l local con algo de dudas, principalmente por los policías que los acompañaban.

— ¡Misaki-kun! ¡Que milagro que me visitas! — de pronto una mujer de cabello rojo deslavado corría abrazar a Misaki quien intentaba que no le abrazara muy fuerte pero sus intentos eran en vano.

ROBARE TU CORAZÓNWhere stories live. Discover now