42. La guerra aún no termina

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Annie vio a Voldemort ondear su varita. Segundos después, saliendo de una de las ventanas del castillo, algo que parecía un pájaro deforme voló a través de las ventanas y en la luz tenue y aterrizó en la mano de Voldemort.

Este tomó el enmohecido objeto por el extremo y lo sacudió, vacío y desgarrado, el Sombrero Seleccionador.

-No habrá más Sombrero Seleccionador en la Escuela Hogwarts, -dijo Voldemort-. No habrá más Casas. El emblema, escudo y colores de mi nombre ancestro, Salazar Slytherin, servirá a todo el mundo. ¿verdad, Neville Longbottom?

Apuntó su varita hacia Neville, que se quedó rígido e inmóvil, después embutió el sombrero en la cabeza de Neville, de forma que se deslizó hacia abajo cubriéndole los ojos. Hubo movimientos en la multitud de observadores delante del castillo, y como uno, los mortifagos alzaron sus varitas, manteniendo a raya a
los luchadores de Hogwarts.

-Neville va a demostrar ahora lo que le ocurrirá a cualquiera lo suficientemente estúpido como para continuar oponiéndose a mí, -dijo Voldemort, y con un ondeo de su varita, hizo que el Sombrero Seleccionador ardiera en llamas.

-¡Neville! -gritó Annie horrorizada. Annie golpeó a ambos chicos con los codos y se liberó, corriendo hacia delante. Sintió como la seguían.

Y entonces muchas cosas ocurrieron a la vez. Oyeron alzarse un rugido de los límites distantes de la escuela que sonaba como si un enjambre de cientos de personas estuvieran derramándose sobre los muros exteriores y vertiéndose hacia el castillo, bramando gritos de guerra. Al mismo tiempo, Grawp había aparecido rodeando una esquina del castillo con su andar torpe y gritando "¡HAGGER!. Su llamada fue respondida por los rugidos de los gigantes de Voldemort.

Corrieron hacia Grawp como elefantes a la carga haciendo que la tierra se estremeciera. Después llegaron los cascos, los tañidos de arco, y las flechas de repente caían entre los mortifagos que rompieron filas, gritando de sorpresa.

Annie estaba apuntando hacia Neville, cuando este se quitó la Maldición con el sombrero y Neville extrajo de sus profundidades
algo plateado, con una brillante empuñadura de rubíes.

La cuchillada de la hoja de plata no pudo oirse sobre el rugido de la multitud que se aproximaba o los sonidos de los gigantes o de la carga de los centauros, y aún así, pareció atraer cada mirada. Con una sola estocada, Neville partió en dos la gran cabeza de la serpiente, que giró alto en el aire, brillando a la luz que fluía desde el vestíbulo de entrada, la boca de Voldemort se abrió en un grito de furia que nadie pudo oir, y el cuerpo de la serpiente cayó pesadamente al suelo a sus
pies.

Annie gritó y le lanzó un hechizo con toda la furia que tenía dentro. Claramente lo desvió.

-¡HARRY! -gritó Hagrid-. ¡HARRY!... ¿DONDE ESTÁ HARRY?

Reinaba el caos. Los centauros a la carga estaban dispersando a los mortifagos, todos sentían los pies retumbantes de los gigantes, y cada vez más y más cerca el estruendo de los refuerzos que habían venido de quién sabía dónde. Annie vio grandes criaturas aladas sobrevolando las cabeza de los gigantes de Voldemort, los thestrals y Buckbeak el hipogrifo arañaban sus ojos mientras Grawp les golpeaba y mordía y ahora los
magos, defensores de Hogwarts y mortífagos por igual estaban siendo forzados a volver a entrar en el castillo.

Annie sentía el corazón en su garganta y el aliento atascado, pero se obligó a seguir lanzando cada hechizo que se le ocurriera.

Seamus Finnigan y Hannah Abbot, pasaron junto a ella a la carrera hacia el interior del Gran Salon, donde se unieron a la lucha que ya florecía dentro. Y había más, incluso más gente saltando los escalones delanteros, y Annie vio a Charlie Weasley alcanzando a Horace Slughorn, que todavía vestía su pijama esmeralda. Parecía haber vuelto a la cabeza de lo que parecían ser las familias y amigos de cada estudiante de Hogwarts que había seguido luchando junto a los tenderos y vecinos de Hogsmeade.

Annie y las Reliquias de la MuerteWhere stories live. Discover now