34. Devuelta en Hogwarts

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-¡Sabía que vendrían! ¡Le dije a Seamus que era una cuestión de tiempo!

-¿Neville, que te ha ocurrido?

-¿Qué? ¿Esto? -Neville deshechó sus heridas con una sacudida de la cabeza-. Esto no es nada, Seamus está peor. Ya lo veras. ¿Nos vamos entonces? Oh, -se dio la vuelta-. Ab, puede que haya un par de personas más en camino.

-¿Un par más? -repitió Aberforth ominosamente-. ¿Que quieres decir con un par más, Longbottom? ¡Hay un toque de queda y un Encanto Aullador sobre todo el pueblo!

-Lo sé, por eso se van a Aparecer directamente dentro del bar, -dijo Neville-. Mándalos por el pasaje cuando lleguen, ¿quieres? Muchas gracias.

Neville le tendió la varita a Hermione y la ayudó a subir a la repisa de la chimenea y a entrar en el túnel; después hizo lo mismo con Annie. Ron y Harry subieron detrás de ellos. Parecía como si el pasadizo hubiera estado allí durante años. De las paredes colgaban lámparas de metal y el piso de tierra estaba desgastado y suave; mientras caminaban, sus sombras ondeaban sobre la pared formando un abanico.

-¿Cuanto tiempo ha estado esto aquí? -preguntó Ron mientras avanzaban-. No figura en el mapa del merodeador, ¿verdad Harry? Pensaba que solo había siete pasadizos que comunicaban con el colegio

-Todos esos fueron sellados antes de que comenzara el curso -dijo Neville-. Ahora no hay forma de pasar por ninguno de ellos, no con las maldiciones que colocaron en las entradas y los mortífagos y dementores esperando en las salidas.

Se dio la vuelta y empezó a
caminar hacia atrás, radiante, bebiendo de ellos-. Eso no importa... ¿Es verdad? ¿Entraron en Gringotts? ¿Escaparon en el lomo de un dragón? Lo escuchas por todos lados, todo el mundo habla de ello, ¡Carrow golpeó a Terry Boot por gritarlo en el Gran Comedor durante la cena!

-Si, es verdad -dijo Harry. Neville se echó a reír alegremente.

-¿Qué hicieron con el dragón?

-Lo dejamos en libertad, -dijo Ron-. Hermione quería quedárselo como mascota.

Annie soltó una risa.

-¿Pero que han estado haciendo? La gente decía que habías huido, Harry, pero yo no lo creí. Supuse que estabas planeando algo.

-Tenías razón, -dijo Harry-, pero cuéntanos algo de Hogwarts, Neville, no hemos oído nada.

-Ha sido... bueno, ya no es Hogwarts, -dijo Neville, la
sonrisa desvaneciéndose del rostro mientras hablaba-. ¿Conoces a los Carrow?

-¿Esos dos mortífagos que enseñan aquí?

-Hacen más que enseñar, -dijo Neville-. Están a cargo de la disciplina. A los Carrow le gustan los castigos.

-¿Cómo a Umbridge?

-Nah, comparada con ellos es mansa. Se supone que los otros profesores deben recurrir a los Carrow si hacemos las cosas mal. Aunque no lo hacen, si pueden evitarlo. Se nota que todos los odian tanto como nosotros.

-Amycus, el hombre, enseña lo que antes solía ser Defensa Contra las Artes Oscuras, salvo que ahora es simplemente Artes Oscuras. Se supone que debemos practicar la Maldición Cruciato con las personas que han merecido una detención...

-¿Qué? -las voces de Harry, Annie, Ron y Hermione hicieron eco al mismo tiempo a lo largo del pasadizo.

-Si, -dijo Neville-. Así fue como me hicieron esto -dijo apuntando a un corte particularmente profundo que tenía en la mejilla-, No quise hacerlo. Aunque alguna gente lo hace; a Crabbe y Goyle les encanta. Supongo que es la primera vez que sobresalen en algo.

-Alecto, la hermana de Amycus, enseña Estudios Muggles, lo cual es obligatorio para todos. Todos
tenemos que escuchar sus explicaciones de cómo los
muggles son como animales, estúpidos y sucios, y como obligan a los brujos a permanecer escondidos, siendo despiadados con ellos, y como esta siendo restablecido el orden natural. Este me lo hicieron -dijo indicando
otro corte en el rostro-, por preguntarle cuanta sangre
de muggle tenían ella y su hermano.

-¿Issa está bien? -preguntó Annie alarmada al escuchar eso. Neville asintió.

-Se ha mantenido con un perfil muy bajo. Susan y Hannah están con ella todo el tiempo. Denniss tampoco se separa de ella.

Harry y Annie parecieron volver a respirar cuando escucharon aquello.

-Las únicas personas que corren peligro son aquellas cuyos amigos y parientes están dando problemas fuera de aquí. Se los llevan como rehenes. El viejo Xenophilus Lovegood estaba siendo un demasiado franco en lo que publicaba en El Quisquilloso, por lo que a Luna la sacaron a rastras del tren cuando regresaba de las vacaciones de Navidad.

-Neville, ella está bien, la hemos visto...

-Si. Lo sé, se las arreglo para enviarme un mensaje.

De su bolsillo sacó una moneda dorada, y Annie la reconoció como uno de los falsos galeones que el Ejército de Dumbledore había usado para mandarse mensajes entre ellos.

-Nos han venido genial, -dijo Neville, sonriéndole a Hermione-. Los Carrow nunca han sabido como nos comunicábamos, se volvían locos. Solíamos salir furtivamente por la noche y poníamos graffitis en las paredes: El Ejército de Dumbledore sigue reclutando, cosas como esa. Snape lo odiaba.

-¿Solían? -dijo Harry, que había notado el tiempo pasado utilizado en la oración.

-Bueno, se hizo cada vez más difícil, -dijo Neville-. Perdimos a Luna en Navidad, Ginny no regresó después de la Pascua, y nosotros tres éramos los supuestos líderes. Los Carrow parecieron darse cuenta de que yo estaba tras muchas de las cosas que estaban sucediendo, así que empezaron a lanzarse sobre mi despiadadamente, y luego atraparon a Michael Corner liberando a un alumno de primer año al que habían encadenado, y lo torturaron muy duramente. Eso asustó a la gente.

-No me digas -murmuró Ron, en el momento que el pasadizo comenzaba a elevarse formando una pendiente.

Doblaron en una esquina y allí delante de ellos estaba el final del pasadizo. Otro corto tramo de escalones llevaban a una puerta igual a la que estaba escondida
detrás del retrato de Ariana. Neville la abrió y pasó a través de ella. Mientras Annie lo seguía, pudo oír a Neville gritándole a unas personas que estaban todavía fuera de su vista: -¡Miren quien es! ¿No se los había dicho?

Cuando Annie emergió del pasadizo adentrándose en la habitación, se oyeron varios gritos y alaridos: ¡HARRY! ¡ES POTTER! ¡Ron! ¡Annie! ¡Hermione!

Annie no tuvo tiempo de reaccionar cuando se vio aplastada por cientos de personas que intentaban llegar hacia ellos.

-¡Ok, Ok, cálmense! -gritó Neville, y mientras la multitud se alejaba, Annie fue capaz de apreciar lo que lo rodeaba. No reconocía el dormitorio. Era enorme, y parecía más bien como el interior de una particularmente suntuosa casa de árbol, o tal vez un gigantesco camarote de barco.

Hamacas multicolores colgaban del techo y de la galería que corría a lo largo de las paredes cubiertas de paneles de madera y sin ventanas, que estaban cubiertas por brillantes tapices. Aquello era increíble.

Maratón 5|?

Annie y las Reliquias de la MuerteWhere stories live. Discover now