Un golpe (Parte 1/2)

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Varias semanas después de la visita de Sanji, nos encontramos ahora en una nueva locación. Una pequeña isla en mitad de su camino hacia Alabasta, compuesta casi en su totalidad por un desierto con un pequeño pueblo junto al muelle para recibir a los viajantes.

Ese pueblo durante el día se llenaba de los gritos entre los múltiples comerciantes dando un ambiente bastante animado, sin embargo, al caer el sol la gente abandona sus puestos y regresan a sus hogares con el botín del día dejando la noche solo para un negocio, obviamente era...

- ¿U-una taberna?! -Exclamó la princesa delante del lugar, vistiendo una capa negra que cubría tanto su ropa como su cabellera azulada a modo que una capucha.

- Jeje ¡pues claro! Ya es hora de que nos relajemos un poco luego de tanto viaje, además... ya me hacía falta estar un rato contigo. Los otros idiotas no son capaces de tener una conversación seria ni aunque se les vaya la vida en ello -Responde la navegante llena de seguridad y con una pícara sonrisa en su rostro descubierto. De manera similar a Vivi, la pelirroja llevaba puesta una capa de color rojo opaco cubriendo su cuerpo para evitar llamar la atención.

- No sé yo... -La joven de la realeza miraba con desconfianza la entrada del establecimiento, dudosa de sí debía entrar a esas horas.

- ¡Venga! ¡Anímate un poco!

- ¡N-Nami yo no...!

Sin preguntarle al respecto la pelirroja la arrastra junto con ella al interior del lugar. Al pasar por la puerta se podían ver varias mesas redondas abarrotadas por todo tipo de personas, desde hombres altos y musculosos de abundante barba hasta viejos escuálidos con más años de vida que dientes en la boca. Todos charlando y bebiendo de grandes tarros alegremente.

Vivi observó el lugar, enfocándose en los distintos cuadros que adornaban las paredes del lugar, todos con caras sonrientes y llenas de orgullo, con un plato sucio delante de ellos, probablemente serían los campeones de algún concurso de comida.

- ¿Qué dices? No está nada mal ¿no crees? 

Su amiga de cabello rojizo se dio la vuelta para mirarla con una sonrisa divertida y después seguir caminando hacia la barra frente al cantinero para hacer su pedido. 

Vivi por el contrario, se quedó varios pasos por detrás observando a su compañera con bastantes dudas en su mente, ya que desde hace bastante tiempo notaba algo extraño en ella. Apenas charlaba durante las comidas, se encerraba durante largas horas dibujando mapas, la veía dar vueltas en la cama hasta altas horas de la madrugada y cuando finalmente lograba dormir, podía escucharla murmurar en mitad sus sueños y todo eso hacía todavía más extraño su ánimo de hoy. Estaba tal y como la conoció, como una joven hábil, divertida, astuta y llena de energía.

Tenía muchas preguntas por hacerle pero tampoco quería estropear el buen humor de su querida amiga, así que de momento se limitaría a seguir la corriente y disfrutar del momento junto con su amiga.

- ¡Toma! Más te vale no dejarme bebiendo sola Vivi -Cuando se dio cuenta, la joven ya estaba delante de ella, ofreciéndole un tarro de cerveza con una mano y sujetando el propio con la otra.

- Jeje, de acuerdo -Se limitó a responder la peliazul con una sonrisa amigable en su rostro, tomando el tarro con ambas manos dispuesta a ser solidaria con su amiga.

Ambas jóvenes caminaron hacia una mesa que se encontraba pegada a la pared, tomando asiento una frente a la otra, cuando sus miradas chocaron no pudieron evitar sonreírse mutuamente levantando sus copas para darle un buen trago a su cerveza, al bajar el tarro Nami miró risueña hacia su compañera.

- Vaya, me preocupaba que no te gustaran este tipo de lugares -Decía la pelirroja mientras para luego darle otro sorbo.

- Pues la verdad es que en mi... aldea no hay muchos lugares como este, pero cuando empecé mi viaje acabaron invitándome a una que otra taberna a celebrar -Murmuraba Vivi, evitando mencionar nada referente a su título de princesa de Alabasta.

Por mi NamiWhere stories live. Discover now