¡Te amo Nami-swan!

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Este acto de coqueteo pareció aliviar a la tripulación pirata. Usopp sonreía al ver que estos dos al fin volvían a portarse como siempre, Zoro por su parte solo suspiraba con fastidio, molesto por su demora en resolver algo tan burdo y Luffy se quejaba y forcejeaba, ya que el espadachín lo tenía agarrado del cuello de su chaleco para seguir golpeándolo un rato más.

Todos vieron este gesto de Nami con alegría, todos a excepción de Vivi, quien bajó de un salto del barco para encararse con la navegante, mirándola severamente como nunca lo había hecho con ella. Sorprendida, da un paso atrás, comenzando a reír incómoda por cómo la princesa la fulminaba con la mirada sin decir una sola palabra.

- Este... ¿Vivi? -Trató desesperadamente de romper el hielo de algún modo- Anda, Sanji está herido y debo ir a llevarle hielo, además, seguro que se alegra de que le haga una visita.

Nami volvía a portarse juguetona, pero esto solo hizo que la expresión de Vivi pasara de ser pasivo-agresiva a agresiva-agresiva. Extendiendo su mano para tomarla de la muñeca y jalarla a la fuerza para que ambas se alejaran del Merry.  Vivi parecía haber olvidado todo acerca de la educación y buenos modales correspondientes de una princesa, volviendo a ser la misma niña gamberra del clan Suna Suna.

- ¡Nami y yo tenemos que hablar! ¡Si los atrapo escuchándonos los golpearé sin pensarlo! -Exclamó con firmeza, mientras todos los chicos del barco se tragaron saliva nerviosos.

Sanji, mareado y golpeado avanzaba temblorosamente hasta la cocina para sacar una bolsa de hielo del refrigerador, poniéndola sobre su mejilla para aliviar la hinchazón, sin embargo, los gritos de "su" princesa lo alertaron para salir a asomarse, viendo como se alejan hasta donde solo podía distinguir sus cabelleras rojizas y azuladas. El cocinero suspiró decepcionado, realmente quería cocinar algo para celebrar su reconciliación con Nami, pero con su cara en ese estado seguramente terminaría manchando el plato con sangre sin querer. Usopp al verlo así corrió hacía él con botiquín en mano, llevándolo hacia la habitación de los hombres para curarlo... y ver si podía enterarse de la telenovela que se había armado entre sus compañeros, por supuesto.

Por su parte, Vivi miró por encima de su hombro y ya cuando era imposible que alguien las escuchase, dejó ir a Nami y se dirigió hacia ella. Su rostro siempre tierno y dulce estaba haciendo una mueca de disgusto, sus hombros estaban tensos y cruzaba los brazos como una madre que llega a casa  solo para ver el desorden que ha hecho su hija, así de grande era el desprecio y el desdén con el que la joven de Alabasta miraba a su amiga.

Ante el brutal silencio, Nami no sabía que decir, solo miraba a su compañera mientras tragaba saliva nerviosa. Esperando a que le dijera de una buena vez lo que la tenía tan molesta, a esto, Vivi bajó la mirada para bufar como un toro bravo, finalmente dignándose a explicar.

- ¿Qué piensas hacer con Sanji? -Cuestionó con esa misma voz arisca con la que había regañado a los chicos.

- ¡A-ah! Era eso... Joder Vivi, ¡me estabas asustando de verdad! -La navegante suspiraba de alivio, sonriendo feliz de tener a quien contarle la epifanía que tuvo en mitad del agresivo duelo de sus compañeros, mientras que su amiga la veía expectante- Verás, al ver como ellos pudieron perdonarse sin más luego de pelearse de ese manera, ¡me di cuenta de que me estaba preocupando por nada! 

Esa respuesta no parecía complacer en lo más mínimo a Vivi quien seguía con esa expresión gruñona en su rostro. Una gota de sudor pasaba por la frente de Nami, quien esperaba una reacción un poco diferente, pero decidió explayarse un pelín más, quizá su amiga no había entendido bien.

- Y-yo estaba nerviosa por volver a hablar con Sanji para pedirle perdón por lo que dije, pero luego de ver todo eso me di cuenta de que es una bobada. ¡Sanji no me odia en lo más mínimo ni me guarda rencor alguno! Sólo tengo que decirle que quiero que las cosas vuelvan a ser como antes y asunto arreglado, me molesta haber sido tan tonta como para no darme cuenta de eso, jeje... -Acompañó su última frase dándose un suave coscorrón a la par que guiñaba el ojo en señal de torpeza.

Por mi NamiWhere stories live. Discover now