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Unos golpes a la puerta de su departamento lo despertaron, miró su reloj y frunció el ceño al ver la hora indicada 05:00 a. m. Una hora y media más temprano de lo normal. De tosas formas se levantó de su cama frotando su cara para poder despertar bien. No sabía qué pasaba, quizá era el edificio quemándose, su amigo que había peleado con su novia o su prima teniendo problemas con...

—¡Abre la maldita puerta, Jack! — hizo caso al grito de la platinada, ésta entró sin pedir permiso con una taza de café en manos. — Norte me ha llamado, ha ocurrido un asesinato no muy lejos de aquí y debemos ir ahora mismo, no sé conducir y tú tardas años para...

—Elsa — la chica lo miró y rápidamente desvío su mirada al ver que estaba en pijama, bueno, en boxers solamente — Ni siquiera escuché la llamada, me he despertado gracias a tus golpes en mi puerta.

—Y-yo... lo si-siento... — se disculpó apenada. De no haber sido porque el lugar estaba oscuro, Jack hubiera notado el sonrojo en las mejillas de la chica.

—Descuida, me cambiaré e iremos... ¿tienes la dirección? — ella asintió — Bien, dame unos minutos, ya vuelvo.

 ¿tienes la dirección? — ella asintió — Bien, dame unos minutos, ya vuelvo

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—¿Cómo se llama la víctima?

—Norte no me dijo eso, sólo pidió que fuéramos.

—¿A éstas horas? ¿No sabe que las personas normales duermen?

—Es parte de nuestro trabajo, Jack... — llegaron al sitio indicado, muchas patrullas estaban afuera del edificio, los albinos se miraron y bajaron del auto. Se acercaron a uno de los policías y mostraron su placa para pasar sin problemas al edificio, subieron hasta el último piso y encontraron a Hiccup en la entrada hablando con Sandman.

—¿Qué tenemos? Porque ha de ser algo muy grande y feo para que me despertaran... — la platinada le pegó en el abdomen. — Perdón...

—Un asesinato, le cortaron las manos — la chica hizo una mueca de asco — Será mejor que no entres, Elsa, quizá te desagrade lo que veas... — comentó el castaño.

—No no, yo entraré y no me lo van a impedir. Vamos, Jack...

—Será mejor que él tampoco entre...

—¿Por qué no? Es mi caso también...

—Porque es un conocido — dijo Hiccup.

—¿Quién?

—Hans Sur — el albino no dijo nada, ignoró los gritos de todos y entró al departamento, era caro y lujoso, era obvio, el chico era dueño de una cadena hotelera. Se acercó a la habitación y tuvo que mirar a otro lado, el joven peli naranja que tenía años de conocer yacía muerto en su cama, manchado de sangre y sin manos, éstas estaban tiradas a los costados sosteniendo bolsas de dinero. Sus ojos tenían dos monedas encima.

—Lo lamento — dijo Elsa, se acercó hasta él y lo abrazó — Ha de ser difícil...

—Era un idiota — declaró el peli blanco — Pero era mi amigo al fin y al cabo... no merecía esto.

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