Hilo Rojo / SabitoxLectora

~Cap. 17~

Capítulo Diecisiete: Un Nombre.

Antes de salir, vestí un abrigo grueso de color rojo y abrigue mi cuello con una bufanda larga de color blanco.

Sostuve la perilla de la puerta de entrada con ansiedad, salir un poco de mi búrbuja es algo que realmente he estado esperando.

— Tú puedes—murmuré para mí dandome ánimo.

Suspiré decidida para luego girar la perilla y abrir la puerta, el aire frio fue el primero en darme la bienvenida al exterior.

Una sonrisa boba se dibujó en mis labios.

Poco a poco, avancé a la nieve que decoraba la entrada de la casa.

Mis pasos al tocarla sonaban despacio, me puse de cuclillas para tomarla con mis manos y hacer algunas figuras de nieve.

Necesitaba salir de casa por un momento, sentir el frio calar mis pulmones me recordaba a cada segundo la gran oportunidad que la vida me regaló.

Sumergida en mis pensamientos, dejé que mi cabeza divagara en cientos de ideas y recuerdos. Ni siquiera me percate cuando tenía hecho frente a mí cuatro pequeñas figuras de nieve.

— ¿Cuatro...?—susurré confundida—. ¿por qué hice cuatro figuras?

Comencé a cuestionarme tal acción, mis manos habían actuado por sí solas, ni siquiera tomé mayor atención por estar tan concentrada en aquellos pensamientos.

Observaba las figuras de nieve cuando escuché una puerta que se cerraba, pensé que era papá o mamá que habían decidido ya venir por mí.

Sus pasos no se demoraron en hacer sentir, seguía observando las figuras, así que, ni siquiera tomé mayor atención a quién de los dos planeaba acabar con mi pequeña libertad.

— Salí hace solo un minuto—dije antes de que me obligasen a entrar—. Cinco minutos más, por favor.

Aquellos pasos no se detuvieron hasta llegar frente a mí, de reojo vi que se puso de cuclillas para quedar a la misma altura que la mía.

— Ese es un buen trabajo, creo que son mucho mejores de los que yo hago.

Una voz extraña llegó a mis oídos, levanté la mirada de forma brusca para ver el rostro de quién había llegado frente a mí.

Ese cabello color carne, unos ojos color gris lavanda y una piel pálida me recibía con una sonrisa.

— Hola—añadió suave.

Estaba inmovil, ahora que lo veo de cerca me siento aún más intranquila y ansiosa que las pocas veces que le he visto a lo lejos.

— Oh—puso una cara preocupada—, ¿te estoy molestando? Puedo irme sí quieres.

Debido a mi silencio, él intentó ponerse de pie, pero antes de que lo hiciera del todo me decidí a hablar.

— N-No es eso—hablé rápido, me sentía muy nerviosa al estar frente a él—. Lo siento, pensé que era uno de mis padres.

Añadí nerviosa, él me vio con una amplia sonrisa.

— Entonces, ¿puedo unirme a tus figuras de nieve?—preguntó de forma amable, sus ojos cálidos esperaban pacientes por una respuesta.

— C-Claro—respondí con una sonrisa torpe—. No es como sí la nieve fuese solo mía.

Él rió por mi comentario, al pareces es un muchacho muy alegre.

Junto a mí, comenzamos a hacer figuras de nieve mucho más grandes de las que yo había hecho en un comienzo.

No fui capaz de desarmarlas, así que, las dejé allí como sí estuviesen observando mi siguiente creación.