~Cap. 11~

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Capítulo once: Lo siento.

Dos semanas han pasado desde la prueba de selección final.

Hoy, me encuentro sola con Urokodaki entrenando, ya que, Giyuu nos dejó apenas recibió su katana. Él necesitaba comenzar sus misiones, y no sabría cuanto tiempo le tomaría, decía que había superado la culpa que él sentía, en especial por la muerte de Sabito. Pero, yo le vi tomando un haori de Sabito que quedaba en la cabaña de Urokodaki, estoy segura que él aún se culpa, y se marchó porque no puede vernos a la cara.

Imaginar el pesar que debe sentir Giyuu era doloroso, pero debía respetar su decisión, él sabra qué es lo mejor que puede hacer.

Por mi parte, he estado entrenando todos los días sin detenerme. Aún queda un año para la próxima prueba, pero el tiempo es valioso, y no dejare que este pase en vano.

Todas las noches me atormentan mis pesadillas, los lejanos gritos de Makomo llenan mi cabeza. Pero, es siempre el dulce susurro de Sabito el que me despierta.

No he ido a la roca sagrada desde aquella vez, no sé sí sea capaz de poder soportar verlo. Pues, una gran parte de mí querría irse con él de inmediato, y no sé sí pueda controlar mi impulsos.

— El invierno será muy crudo este año—la voz ronca de Urokodaki rompió el silencio.

Le dedique una mirada, sonreí despacio como respuesta a su comentario.

Urokodaki intenta seguir siendo el pilar de esta cabaña, su voz cálida llena todo el lugar cada vez que habla, pero puedo sentir como él poco a poco se desmorona.

No lo dice, tampoco se queja. Pero, en las noches las pesadillas irrumpen nuestros sueños dejando su amargo sabor en nuestras almas.

Él ya no se quita la máscara, de las pocas veces que logre ver el rostro de Urokodaki fueron las unicas oportunidades que tuve.

— ¿Iras a entrenar?—dijo, él se encontraba sentado frente a la chimenea dejando que el calor abrigue su cuerpo.

— Claro—respondí, le dedique una fugaz sonrisa antes de salir.

Esa era nuestra rutina diaria, tratamos de mantener una "vida normal" para poder llevar el dolor y no decaer con el, pero ambos sabemos que solo es un engaño, pues somos incapaces de aceptar las ausencias.

Como siempre, baje la montaña esquivando las trampas que llenaban el lugar. A pesar del tiempo que llevo haciendo esto, aún siguen apareciendo nuevos puntos que desconocía, por lo que más de una vez terminaba con golpes y/o cortes.

Esa era la primera parte de mi entrenamiento.

Luego, trataba de mantener la respiración de concentración total la mayor parte del día. Tuve esa idea mientras me encontraba acostada sobre mi futón en una de mis tantas noches sin poder dormir.

Aunque debo admitir que es más dificil de lo que pensaba, más de una vez he sentido mis pulmones a punto de explotar. Y, sí hacia un movimiento brusco terminaba con horribles dolores.

Así pasaba la mayor parte del día, repitiendo mi entrenamiento una y otra vez, sin detenerme, sin descanso.

El dolor físico es más llevadero que el dolor emocional.
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Finalmente, el invierno golpeó fuerte nuestra puerta.

La nieve se hizo presente sin demora, he tenido que hacer algunos cambios a mi rutina de ejercicios, pero nada ha podido detenerme.

Nada hasta hoy...

Dos meses han pasado desde la muerte de Sabito y Makomo.

Giyuu nos ha enviado algunas cartas, pero sí le respondemos él nunca nos envía otra en respuesta.

Hilo Rojo / SabitoxLectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora