Capitulo 2

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Es curioso como la vida puede estar llena de oraciones interrumpidas, hace unos minutos consideraba un error que ella se hubiese mudado y ahora, después de verla tan absorta en sus pensamientos con el viento jugando con su cabello no estoy tan seguro, ella es como el fuego y no me importaría quemarme un poco si a cambio uno a uno de sus demonios se fueran esfumando. No sé por cuánto tiempo me quedé observándola pero se percató, nuevamente estaba apunto de irse pero está vez haría algo que lo cambiaría todo, aunque en ese momento tampoco lo note, tomé una pluma y arranque una hoja de papel, escribí unas cuantas palabras y lo puse sobre el vidrio de mi ventana, con mi puño golpee la misma para llamar su atención y así fue como poco a poco levanto la vista hacia el papel que había escrito, lo siguiente que hizo me dejó sin aliento, me sonrió, no era una sonrisa completa tan solo elevó ligeramente la comisura de su labio pero aún así me pareció lo más hermoso que alguna vez hubiera visto; empezó a escribir y así como yo lo hice anteriormente, lo pego en su ventana.

"No me iré"

Eso fue lo que decía, en ese momento sabía que algo iba a cambiar, pero no lo quise aceptar, solo quería vivir ese pequeño momento el cual no duraría mucho; tomé otra hoja y volví a escribir.

"¿En qué estabas pensando?"

Al terminar de leer lo que había escrito su mirada se posó en mí pero de inmediato la aparto y volvió a escribir.

"En la razón por la cuál ves mis ojos"

Pequeña mentirosa.

"Son bonitos"

Y realmente lo eran aunque estuvieran vacíos y sin vida.

"Son cafés, hay ojos más bonitos que los míos"

"Quizá, pero esos ojos no son tus ojos"

No creo que alguna vez me arrepienta de decir que es tan tierno la manera en la que se sonroja con cosas tan simples como eso.

"Me tengo que ir"

Y sin esperar mi respuesta se alejo de aquella ventana que guardaba tantos secretos y que poco a poco yo sacaría a la luz.

Pasaron las horas y no aparecía, ya había terminado mis deberes y lo único que quería hacer era hablar con ella , con la chica misteriosa de la ventana; decidí dejar de esperar para comenzar a buscar, salí de mi casa dispuesto a irrumpir en la suya y así lo hice, mis piernas temblaban y mis manos sudaban, no sabía lo que iba a suceder cuando ella abriera esa puerta, estaba convencido de que no abriría así que planee irme de allí pero una dulce voz, tan dulce como la miel me detuvo.

- Qué es lo que deseas- me dijo con voz adormilada.

No pude evitar reír, su cabello estaba despeinado y tenía lo que parecía ser saliva en su cara, era una imagen graciosa que solo yo sería el afortunado de conservar en mi memoria.

- Qué te da tanta risa - me dijo con la peor pose de molesta que haya visto.

- Te ves muy graciosa- dije limpiando los restos de saliva que tenía sobre su mejilla

- No te pedí tu opinión- dijo apartando bruscamente mi mano de su mejilla.

- Tranquila no quería burlarme, lo siento.

- Qué es lo que quieres.

- Quiero hablar contigo.

- ¿De que?

- Quiero respuestas a tantas preguntas que me has dejado.

- No quiero hablar

Estaba apunto de cerrar su puerta pero la detuve.

- Por favor prometo que no volveré a cruzarme en tu camino después de esto.

Ella me miró y cedió. Es una pena que aquella promesa no se pudiera cumplir.

Su casa era muy fría pero elegante, había un piano de cola larga en la sala y un montón de cuadros en las paredes las cuales eran pinturas monótonas; nos dispusimos a sentarnos en el sofá.

- Habla - sentenció derrepente.

- ¿Por qué llorabas esa noche?

- Porque hay cosas que no me dejan avanzar.

- Esa es la misma razón por la que te cortas- le dije suavemente.

- No - me dijo con una pequeña risa sin humor.

- Entonces ¿Cuál es?

- Me hace sentir bien, es como una liberación de tanta mierda que habita en mi corazón.

- Lo entiendo.

- En realidad no lo entiendes.

- Claro que lo entiendo, el dolor es el mismo, la diferencia son las personas y las situaciones, tú cortas tu piel yo en cambio destruyó mis pulmones.

- Lo cuál creo estúpido.

- ¿Perdón?-Pregunte claramente ofendido.

- Es decir, la vida es tan corta o tan larga para algunas personas, hay unas que luchan día tras día contra en cáncer o alguna otra enfermedad para poder vivir un poco más, en cambio hay otras como tú y miles más que fuman haciendo que su vida se acorte, es estúpido, tú tienes mucho por vivir...

- Al igual que tú- será que ella realmente tiene razón pensé.

- Yo no tengo motivos para vivir.

- Cumplir tus sueños deberían de ser un buen motivo.

- Tal vez.

- Tal vez - repetí.

Pasaron los minutos, estábamos en completo silencio pero no era uno incómodo, era casi... ¿Reconfortante? No lo sabía, pero se sentía bien.

- Cuéntame tu historia- preguntó rompiendo el silencio- quiero saber el por qué de tus acciones.

- Solo si prometes contarme la tuya después.

- Lo haré.

Y con esas simples palabras empezó todo, éramos tan iguales y diferentes a la vez, compartíamos mismos hobbies pero por diferentes razones, vivíamos el mismo infierno pero de diferente manera. Esa tarde no solo le compartí mi historia, esa tarde yo le compartí mi corazón.








Me disculpó por haber demorado mucho tiempo en subir este capítulo, trataré de ser más constante.

-A.G-

Detrás de la ventanaWhere stories live. Discover now