Capítulo 1

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Tan sólo sucedió como cuando sale el sol, en un día que creí tan normal como los demás aunque realmente no lo sabía en ese momento.

Fue en una tarde de verano, el clima más que perfecto para salir con amigos o familia, ese día, como la mayoría decidí quedarme en casa a jugar videojuegos, todo parecía normal hasta que escuche un carro de mudanza, me quite los audífonos para escuchar mejor, creí que seguiría derecho pero me equivoqué, se estacionó en en la casa de a lado, me resultó muy extraño, esa casa había estado deshabitada por mucho tiempo, se me ocurrió una brillante idea y me asome por la ventana, veía cargadores bajar y bajar cosas hasta que todo el camión estuvo vacío.
Los nuevos inquilinos aun no aparecieron tal vez lo harían durante la noche, no le dí más importancia y seguí con mi partida que había dejado pendiente, eso hice hasta que mi madre me llamó a comer.

-Cariño siéntate - me dijo mi madre regalandome una sonrisa - en un momento te sirvo.
-Vendrá a comer- sería un milagro si lo hiciera
- Creo que sabes la respuesta- dijo triste.
-Lo sé, sólo tenía la esperanza de que está vez la respuesta seria distinta.

La comida pasó un poco el silencio ella trataba de hacerme la plática para que olvidará que mi padre no se encontraba con nosotros. Odio el momento en el que el acepto ese trabajo, se que fue mejor para todos, pero el dinero no compra la felicidad ni mucho menos compensa el tiempo perdido.
Al terminar de comer deposite mi plato en el fregadero y salí de mi casa para encontrarme con unos amigos en un parque cerca del vecindario, ellos estaban sentados sobre una banqueta... Fumando como siempre, me acerqué a ellos.

-Hola -dije sentándome a su lado.
-Que hay Christian - respondió Harry, él es algo como mi mejor amigo.
-¿Quieres uno? - pregunto Robert refiriéndose al cigarrillo.
-Si, porque no - lo tome y enseguida lo prendí, tal vez esto no está bien pero seamos realistas, hay muchas cosas que no están bien y aún así suceden.

Y asi pasó la tarde entre bromas y caladas, pero así como el cigarrillo, esto se tenía que acabar. Llegue a mi casa no muy tarde, subí a mi habitación, cerré la puerta y me quite la playera, ya acostado sobre mi cama tuve la sensación de que alguien me observaba entonces me levanté, abrí la ventana y la ví, al otro lado de la ventana vecina una chica me miraba pero al darse cuenta que yo también la veía cerro con rapidez las cortinas, le reste importancia a lo ocurrido y me volví acostar quedándome dormido. Me desperté al escuchar el golpeteo de mi puerta y con ello la voz de mi madre.

-Christian baja a cenar.
-Ya voy dije con la voz adormilada.

Mire el reloj mierda eran las 8:00 p.m me puse rápidamente mi playera y baje lo más rápido que pude.
La cena pasó como todas, cada uno absorto en sus pensamientos hasta que un ruido nos interrumpió, era la puerta, en realidad dude que fuera mi padre él jamás se presentaba a esa hora, tuve razón en el momento que abrí la puerta una silueta desconocida estaba parada del otro lado, era una mujer como de unos cuarenta y cinco o cuarenta años de edad vestía de manera casual y tenía los ojos verdes pero eso no fue lo que me llamó la atención si no la chica que se encontraba tras ella, estaba asustada mirando a su alrededor, parecía que tenía mi edad no pude detallarla más pues mi madre apareció.

-Que se les ofrece- dice mi madre amablemente
-Somos los nuevos inquilinos, recién nos acabamos de mudar a la casa de a lado.

Así que eran ellos, aguarda un momento si ellos son los que se mudaron eso significa que... esa chica, si es esa chica, es la que me miraba por la ventana. La intente visualizar mejor y lo conseguí, era de estatura mediana, piel ni tan clara ni obscura, su cabello negro era un poco largo ya que cubría una parte de su cara, llevaba un suéter negro con capucha , se dió cuenta que la miraba y se fue escondiendo un poco más detrás de su mamá, eso me dió ventaja para observar lo llevaba puesto de la cintura para abajo, me resultó raro ver a una adolescente con ese tipo de conjuntos *calcetas largas y falda* lo único que estaba bien eran sus converse negras que aunque estaban gastadas no perdían su toque.

Detrás de la ventanaWhere stories live. Discover now