#3 Lost it All

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La noche navideña había sido un éxito, Colby sintió que su hermano se comportaba de una manera afectuosa, no volvería a ver esa faceta de Jon por lo que se sintió más que cómodo. Sin embargo, sintió la ausencia de su padre y eso le obligaba a sentirse un poco desdichado.

Ya casi era media noche, Colby se dispuso a limpiar la cocina. Espera que su padre llegase antes delas 12 para que pudiese dar el mensaje de navidad a toda la manada. Mientras levantaba los platos del comedor tuvo un raro presentimiento, algo no le estaba gustando de la noche. No pensaba en la celebración, o la comida o el comportamiento de Jon...era diferente, algo iba a cambiarle la vida a ambos.

-Padre...-susurró Colby. Dejó los platos sucios sobre la mesa y salió de casa. Las personas le miraban y por más que querían detenerle para preguntarle sobre su padre, él evadía a todas las personas. Eso causó el susto de la manada. Colby llegó hasta los portones que estaban cerrados-¡Abrid las puertas!-

-La salida está prohibida, el líder lo ha ordenado-

-Pues yo soy uno de los príncipes así que abran esas malditas puertas-gruñó Colby. A sus espaldas escuchó diversos murmullos, él estaba comportándose extraño y bastaba ver a sus castaños ojos para darse cuenta de que estaba asustado.

-¿Qué carajos sucede aquí?-Jon llegó al lado de su hermano

-Debemos de salir y buscar a padre, tengo un mal presentimiento y creo que necesita de nuestra ayuda-

-¡La salida está prohibida!-exclamó el guardia desde los alto

-No, Colby tiene razón. Nunca se ha equivocado en sus predicciones, si dice que padre está en problemas sera mejor que vayamos a revisar-

-Pero...joven príncipe-con Jonathan, los guardianes se intimidaban. No sabían si era por ser hijo legitimo de Abel o, simplemente  por ser un lobo muy...loco.

-Cinco guardias con nosotros, vamos a salir a buscar a padre-

Por esa noche navideña, un sermón de cariño había sido omitido. Los portones de Torre de Plata se abrieron de par a par, dos lobos cafés salieron corriendo y cinco lobos negros iban a sus espaldas. Había que seguir el sendero que todos los lobos seguían para llegar a la ciudad de Iowa. Para la velocidad que ellos tenían, llegarían en una hora a la frontera canadiense.

Entre más seguían corriendo, la tensión aumentaba en el pecho de Colby. Podía sentir que algo en su interior estaba muriendo, algo no le gustaría cuando llegaran a la frontera, algo que ni Jon podría manejar por más rudo que se viera el lobo. Era como si aquel recorrido de 60 minutos o más le hicieran ver su niñez, el afecto paterno que tenía de pequeño, el hecho de tener a dos personas a las que pudiese denominar "familia" ahora no era más que vagos recuerdos de un tiempo pasado.

Transcurrido el tiempo y el viaje habían llegado a la frontera de Minessota con Canadá, habían corrido todo el perímetro pues para Seth eso era lo correcto. Fue entonces cuando los sentidos de ambos hermanos se agudizaron en uno dos por tres, cada que se acercaban podían sentir el ambiente bastante pesado. Colby comenzó a disminuir el paso y los demás hicieron lo mismo. Comenzó a trotar y después a poner una pata delante de la otra, estaban en una llanura y no se veía nada a los alrededores. Una de sus patas piso en un charco viscoso y frío.

-Ir con calma-dijo Colby. Otra ventaja de ser lobo era la telepatía entre los seres vivos. Los lobos se disiparon buscando por su lado. Jon estaba inquieto y eso no era normal en él.

-Tienes razón, algo no anda bien-

-Tranquilo, Jon, espero que padre esté bien-Colby avanzó y su hermano fue detrás de él.  Siguieron avanzando pero sus patas se enfriaron y bajó el hocico para ver de donde venía el lodo. Era un olor hediendo, fuerte y putrefacto-Sangre...-

Better Than YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora