19. Emociones

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Un capítulo medio cortito y rápido.

Disfruten :D

(***)

Huérfana...

Maldita zorra malparida.

Salgo de mi estado de shock con un arranque de rabia y sin darme cuenta ya estoy dando zancadas que podrían romper el piso si tuviera puestos unos tacones. Escucho la voz de Ethan detrás de mí.

—Bomboncito no creo que sea...

—Cállate —le ordeno sin pensar en lo que digo.

Milly no se mueve de su lugar, ni siquiera cuando me ve caminando en dirección hacia ella. La maldita sonrisa triunfal no se borra de su estúpida cara. Cara que quiero separar de su cuello en estos momentos.

Matar es ilegal.

Llego hasta ella con la cara roja de la furia y me mira sobre sus pestañas. Claro, los tacones la hacen más alta, pero no más intimidante.

Espero unos segundos a ver si va a reaccionar en mi contra o a decir algo para empeorar la ridícula mentira que ha creado de mí y que al parecer todo mundo se ha creído. Tengo los ojos llorosos y esta vez no me importa. Porque estoy llena de rabia. Con cosas como la familia no se bromea.

Con todas las fuerzas que puedo reunir, estampo mi mano derecha en su mejilla en una cachetada que resuena por todo el silencioso pasillo. Ella suelta un grito y su bolso cae al suelo, desparramándose gran parte del contenido. No me importa una mierda.

Y tampoco espero reacción de su parte.

Me doy la vuelta con brusquedad y prácticamente corro a la salida del instituto ignorando las voces de atrás que me llaman. Me esfuerzo en no prestar atención a los estudiantes del estacionamiento que me miran con ganas de criticar, pero las palabras llegan a mi mente, torturándome más.

Muerto. Asesina.

Ya en la calle, me importa nada que las lágrimas acumuladas se derramen por mis ojos. ¿De qué vale ocultarlas, si siempre están ahí, queriendo salir?

Me doy cuenta de que Milly siempre estuvo tranquila, pero no noté que demasiado. Todo este tiempo ha recolectado información para afectarme, y desgraciadamente, lo logró.

Entro a un local que realmente no presté atención de qué era hasta que vi todas las botellas de licor en el fondo. Es un bar. ¿Qué más da? Ni siquiera me dejarán beber, solo... solo quiero estar sola por un rato.

Sin percatarme de nada ni nadie me ubico en las últimas mesas de atrás. No hay mucha gente y eso es ventaja para poder calmarme mentalmente. Mantengo la vista perdida en un punto fijo sobre la madera caoba de la mesa, dejando que un par de lágrimas caigan sobre esta.

La odio.

Puedes confiar en mí. Debes desahogarte.

Esas palabras de la otra semana cuando hablaba con Dylan llegan a mi mente como un eco de recuerdos. Pero ya lo sabe, ¿no? Leyó el maldito mensaje y vio cómo me puse. No me extraña que haya sacado sus conclusiones.

Pero ya está. No puedo hacer nada. Es precisamente por eso que no me gusta verme débil ante nadie. Lo de Milly fue algo como una venganza, pero ¿qué harán los demás? ¿Por qué tuvo que inventarse que me acostaba con los chicos?

Ah, porque de seguro ella se acuesta con cada pedazo de carne que le pase por el frente.

Mi carácter siempre ha sido fuerte por este tipo de cosas. No podemos dejarnos pisotear por nadie.

La Nueva Vida De Hayden ✔️Where stories live. Discover now