Capítulo 4: Malas Nuevas

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Noa

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Noa

Su pelo castaño se agitaba delicadamente con cada movimiento que él hacía. Sus manos volaban por mi barriga. Mi embarazo estaba bastante avanzado. Por una parte, tenía miedo de que cuando mi hija naciera, éste vínculo que habíamos formado Abel y yo se perdiera. Nuestro amor nació entre tubos de ensayo, investigaciones y laboratorios. Nunca hicimos cosas como los enamorados normales. Nunca fuimos al cine, ni tuvimos una cita... Nuestras citas se basaban en tenerme en una silla, conectada a miles de cables. Pero sencillamente no cambiaría ésos momentos por nada. Mientras observaba al amor de mi vida, como trabajaba, permití que mi mente viajara por mis recuerdos.

Sé que todo lo que hacíamos no era lo correcto, era más bien una traición. Oficialmente yo era la novia del jefe de la ODDSI, Adón. Al principio de nuestra relación, todo era mágico. Él nunca me dijo que me amaba, pero nunca necesité escucharlo, dado que sus hechos, sus gestos y sus caricias me lo decían. Pero desde que nuestra hija Nayara nació y supimos que estaba muy enferma todo cambió. Adón se volvió obsesivo, buscando la cura de todas las formas posibles. Nada dió resultado.

Mi novio comenzó a dejarme más de lado, a tratarme mal, a chillarme sin antecedentes, a maltratarme psicológicamente diciendo que la enfermedad de Nayara era por mi culpa. "Has hecho mal a nuestra hija" — decía.

Entonces Abel entró en nuestras vidas. Fue una medida desesperada. Él era mejor en el campo de medicina: genética. La idea de Adón era que como yo era humana y no tenía dones, la "malformación" de Nayara era por mi causa. Si averiguaba el gen que yo tenía mal, podría curar a nuestra hija. Adón llegó hasta el punto de prohibirme verla, dado que yo era la causante de su dolor. Ya no era su madre, ya no era nada.

Por eso pasaba el mayor tiempo posible con Abel en el laboratorio, experimentando con mi cuerpo, con mi sangre la manera de curar a mi hija. El científico veía cada vez que Adón me maltrataba más y más hasta el punto de tratarme como el peor animal del mundo. A veces me llamaba Hina, aunque nunca entendí ese insulto.

Abel me trataba de una manera natural. No se compadecía de mí, me respetaba y me admiraba por mis conocimientos científicos. Dia tras día algo se despertó entre nosotros. Pasé de verlo como compañero a algo más. Me enamoré locamente de él. No era un amor normal, como lo que sentí por Adón, sino, un amor intenso como si fuéramos almas gemelas.

Vivimos nuestro amor en la clandestinidad. Por el día trabajamos sin cesar en nuestro objetivo, por la noche nos amamos con delirio. Hasta que un día me enteré que estaba embarazada. Adón vio mi embarazo como una inmersión. Pensó que podía modificar el feto antes de formarse para ser compatible con Nayara y así curarle.

Mientras mi barriga crecía, más confundida estaba. Primero, no sabía de quién era el hijo que estaba esperando: si de Adón o de Abel. Segundo, a pesar del maltrato que recibía de Adón, seguía sintiendo algo por él. Mi corazón estaba partido entre dos hombres y mientras esto se iba produciendo mi voluntad iba cayendo.

Saga Dones: Catarsis (Tercer libro)Where stories live. Discover now