EL JUICIO

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-De vuelta al año en que la historia por primera vez comenzó: Dos mil diecinueve: Allison Selina Lehnsherr

Fueron las palabras que lo llevaron tiempo atrás en su mente, emprendiendo un recorrido entre la historia que marcó su vida y que terminarían sentenciando el fin de esta.

-La conoció siendo su alumna... -. Continuo. Lo miraba de manera inquisitiva mientras se llevaba las manos por detrás de la espalda. - ¿No es así?

-Así fue-. Respondió con un tono que solo le sumó mayor solemnidad a la audiencia

-Su declaración aquí escrita, encaja con el reporte del forense: El mismo día, hora, lugar y la causa de muerte-. La fiscal, Alice Velden se había dirigido brevemente al público y los medios, que se encontraban al fondo de la sala. Por parte de Hiram solo percibió un breve asentimiento, y la voz de ella volvió a adquirir impotencia. - La pregunta es ¿Por qué lo hizo?

Le pareció absurdo que le preguntara eso. Provocar dolor no es una decisión, es un impulso... y él era un hombre lleno de impulsos.

- ¿No es de lo que tratan las grandes historias de amor? -. Alzó la voz, dejando disipar las imágenes de su mente en palabras. - Pasión, sangre, lágrimas... Belleza

Hizo énfasis en esta última. Rememoraba con añoranza el recuerdo de unos labios, de una piel y de unos ojos que lo hacían doblegarse y suspirar por la belleza femenina cómo nunca lo había hecho.

La atracción por la vida desde la muerte es igual de triste que la de la vejez por la juventud, una vez cerca de ella, lo único que deseas es aferrarte y no soltarla jamás, incluso si te consumes en el proceso de esta.

- ¿Planeaba escribir una historia de amor con eso?

Hiram sonrió lacónico. Ya no sentía la necesidad de resistirse más a su destino y fue aquello mismo lo que lo hizo suspirar, eximiéndose del dolor al que, por bastante tiempo, se había aferrado.

Entrecerró los ojos por breves instantes, solo para sentir esa emancipación surgiendo desde su frágil corazón, hasta atravesarle las venas.

-Si estuviera lo suficientemente cuerdo para hacerlo, lo haría. Pero tal vez se lo pida a alguien más...

TREINTA Y DOS DÍAS ANTES...

- ¿MacBride? -. Apenas lograba abrir los ojos y ya intentaba distinguir un rostro mientras se incorporaba en la cama del hospital. -Esos medicamentos son realmente fuertes, debo estar alucinando...

Samuel lo miraba con desaliento y pesar. No venia precisamente con buenas noticias y encontrarse a Lodge dentro de una inestabilidad mental tan evidente, no le ayudaba.

-Le aseguro que mi presencia es totalmente real

- ¿Qué haces aquí? -. Preguntó en un débil aliento.

-Se que le dije que, desde la última vez no volvería a prestarle mis servicios

-Fuiste muy claro

-La policía me buscó ayer-. Se apresuró a responder y pudo notar cómo la expresión humorística de Hiram ya se había desvanecido. El detective apretó los labios con firmeza. -No tengo idea de cómo dieron conmigo, pero, incluso sabían mi nombre real. Querían saber sobre mis negocios con usted

- ¿Y qué les dijiste?

-Que solamente lo cuidaba-. Aseguró. - Pero están armando varios casos en su contra y después me entere de que había parado al hospital

-Un grupo de pandilleros me atacó. Pero no pasó de allí

-A mí me parece que si-. Continuo. - Intenté llamarlo desde un teléfono desechable y no encontré respuesta. Después busque a la señora Hermione y... al parecer se llevaron a su hija

Nights Without MoonlightWhere stories live. Discover now