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-Veo cómo tratas de olvidar, bebiendo-. Se le acercó emitiendo una risa lacónica. Tendido en el sillón apenas pudo abrir los ojos para mirarla, sonriente y arrebatadora. - Debo admitir que nunca te vi tan glorioso.

- ¿Crees que es divertido? -. Protestó en un ronco susurro

-Aquí nada es divertido

-Sin embargo fue lo que elegiste.

- ¿Yo lo elegí? -. Cuando su mirada dejó traslucir odio, Hiram deseo golpearla hasta silenciarla y apartarla de su cabeza. Solamente lo deseó, jamás lo haría...no podría de ninguna forma lastimar el rostro angelical que irradiaba ira, cómo un demonio caído.

-Te enamoraste de un extraño, y te entregaste a él

-Y tú de una niña miserable.

-Lo que más me gustó de ti, fue tu vida miserable-. Esta vez se levantó para frente a ella, cansado y desafiante.

Tenía la imagen de una inocente Selina sentada entre los pupitres, suspirando ante él con dulzura. También la de la mujer con el cuerpo envuelto en llamas, que lo llevaban hasta los lugares más oscuros y obscenos de su mente. Ahora tenía a una Selina de expresión dura e infeliz, haciéndolo desear llorar.

-Quizá solo así podrías compararla con la tuya y no sentirte tan mal-. En su mente, las palabras sonaban aún más duras y reparó en que él ya no era un adolescente, cómo adulto podía mirarla a los ojos sin soltar una sola lágrima y hablar de manera propia.

- ¿Porque crees que me siento mal?

-Estuviste con tu esposa-. Su tono cayó en lo burlesco y por primera vez, sintió odio por aquella sonrisa. La curvatura de los labios y el labial rojo sobre él, no era más que un engaño para lo que su irreverencia representaba

-Te están buscando Selina-. Finalmente le soltó aquellas palabras que le taladraban la cabeza desde horas atrás. Esperaba algún atisbo de arrepentimiento en sus ojos, pero sólo encontró indiferencia.

- ¿Hasta ahora lo piensas?

-No debí traerte-. Comenzó a decir, ocultando las manos entre el rostro. - Ese detective... Lo veo en todos lados, él ya estaba detrás de mi cuándo ocurrió lo de Daniel Tanner

Ella se enteró de lo de su padre, ¿Por qué seguir escondiéndole lo de Tanner? Ya no importaba cualquier cosa de su pasado que descubriera... absolutamente nada en su historial sobrepasaría lo primero ante sus ojos.

-Mi hombre es un asesino, y rezaré por él-. La escuchó decir aquellas últimas palabras y su primer instinto fue barrer con el brazo el contenido del escritorio que contenía los expedientes de la joven mujer, mientras ella desaparecía entre los pasillos.

Se dice que la ira está acompañada del calentamiento de la sangre cercana al corazón. Lodge la sentía bombear a través de todo su cuerpo y estancarse entre su mente mientras continuaba lanzando objetos alrededor de la habitación en necesidad de liberación.

Cerró la cortina con violencia. Odiaba que la luna lo observase siempre a punto de perder los estribos, es cómo si ella misma lo provocara... así cómo atraía las mareas con su presencia, era cómo un imán para sus emociones más lastimosas y crueles. No deseaba verla una vez más.

Pero la imposibilidad de algún día renunciar ante la vesania y el frenesí, lo agobiaba. Sabía que el dolor lo acompañaría siempre y a quiénes estuvieran cerca de él. Entre tal angustia culpó a su padre, pero también se vio reflejado en él y su demencia. Encontró similitudes en la manera tan irracional de actuar y se odio aún más.

Inmediatamente se corrigió. Colton actuaba por mero instinto y nunca mostró convicción. Detrás de los errores de Lodge siempre hubo un propósito mayor al dinero: Su familia. Incluso el día en que se atrevió a sacrificarla, fue el mismo en que logró conectar con el mismo y buscar un nuevo propósito: Dejar de ser quién era.

Y en un inicio, de verdad lo sintió. Alejándose para no lastimar más a quiénes amaba y recibiendo un empleo honesto, imaginó por completo que esa racha de sangre y lágrimas terminaría para siempre, pero que equivocado estaba.

La joven y radiante Selina, llena de vida y de dolor se presentó ante él cómo un castigo y se aferró a ella cómo una esperanza. Solo deseaba ayudarla, pero estaba casi tan pérdida cómo él. En su soledad, buscaba ángeles en la oscuridad, luz en un océano y salvación en el amor

La llegada de ella a su vida tuvo un efecto tan disruptivo que lo hizo cuestionarse todo: Le abrió paso a pensamientos y sensaciones que lo llevaron a una nueva versión, aceptándose a sí mismo más que nunca.

- ¿Papi? ¿Estás aquí?

La voz de su hija lo hizo volver en sí. Apenas apoyó correctamente los pies en el suelo y caminó bamboleante hasta la entrada principal.

-Verónica-. El aire que se colaba a través de la puerta abierta le entró en los ojos. - ¿Qué haces aquí?

- ¿Viste a mamá en la tarde? Esta rarísima-. Se adentró haciéndolo a un lado y sentándose sobre uno de los sillones.

-Si-. Respondió nerviosamente. - Fui a recoger unas cosas y lo vi por mí mismo. Pero bueno, ya se le pasará

-Pensé en que podríamos cenar.

-Claro-. Balbuceo. - Te llevo a dónde quieras

- ¿Y si pides algo?

-No-. Le contesto casi de inmediato, tratando de parecer relajado, pero con la voz temblante. -Tengo un desastre adentro... Además, pensaba tomar el auto e ir por algo

- ¿Pensabas en conducir? Papá, apestas a alcohol

Escuchó un sonido agudo proveniente de una de las habitaciones que lo hizo palidecer. Para aquél punto la mirada de su hija ya mostraba cierta confusión y atravesó la sala en dirección a la mesita central, tomó las llaves que yacían sobre ella y se las colocó en la mano.

-Entonces lo harás tú-. La tomó del hombro intentando sacarla lo más antes posible de la propiedad.

Nights Without MoonlightOnde histórias criam vida. Descubra agora