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La última luna del mes de agosto se hacía presente por encima de ellos. Samuel MacBride había tomado una ruta alterna de regreso a Deep Lake que colindaba con un lago.

Hiram tomaba la pierna a Selina mientras ella mantenía los ojos cerrados, recargada en su hombro y pensativa.

- ¿Ya le dijiste a tu madre lo de Inglaterra? -. Retiró los cabellos de sus orejas, posando sus labios sobre una de ellas, besando lenta y cálidamente

-No, no le he dicho-. Respondió.

-Qué bien, porqué nos iremos al lugar que elijas después de tu graduación

Continuó dándole pequeños ósculos desde su cuello hasta los hombros desnudos, ella apretó los labios reacomodándose en el asiento, nerviosa.

-No es necesario

-Por supuesto que si-. Se detuvo, mirándola. - Nos tomaremos unos meses lejos de todo esto y verás lo bien que nos vendrá

-De acuerdo-. Le sonrió fugazmente y volvió a acomodarse entre su pecho, tirante.

Durante los siguientes minutos lo único que se oía era el viento que golpeteaba en dirección opuesta al auto, un sonido continuo y tranquilizador. La tensión entre ambos se acrecentaba y Hiram percibió algo más que un sereno silencio.

- ¿Pasa algo?

-No... solo que mañana es la graduación. Recordé que iba a ir a recoger mi vestido con Clary

-Yo te acompaño por él-. Susurró, ella negó con la cabeza.

-Nunca salimos dos días seguidos

-No habrá problema si nos desajustamos un poco.

Cuando la dejo en las afueras del pueblo y esperó a que tomará un taxi, la besó prolongadamente haciendo un contacto entre los labios y sus lenguas, como si fuese la primera vez.

Al llegar el taxi, se despidió de él con una mano y se subió, mirando al Ford cortina a través de la ventana y desapareciendo entre la penumbra.

Bajó en un restaurante para cenar y evitar las preguntas que ya le taladraban la cabeza. Se adentró y posicionó frente al mostrador que se encontraba junto a la salida para ordenar. Entonces discernió una mirada persistente y hasta mal vibrosa. Con el rabillo del ojo confirmó un destello y se obligó a mirar hacia otro lado.

Él se puso de pie, y se dirigió al baño esperando a que ella se retirara a una de las mesas.

Selina titubeo por un segundo tras los miles de emociones contradictorias y tuvo que tomar aire antes de sentir sofocarse. Una vez que realizó su pedido, se acercó a dónde él había entrado y lo esperó con el corazón a pulso.

Al abrirse la puerta, ella lo tomó del brazo

-Si te vas, voy a empezar a gritar-. murmuró en voz baja, él intento zafarse sin lastimarla.

- ¿Por qué lo harías?

-Porque estuviste a punto de dispararle a un hombre en mi presencia

-Estás confundida-. Retrocedió alejándola. Ella le oprimió una mano antes de que se pudiera soltar

- ¿Entonces por qué huyes cada que me ves?

-Porque tienes ojos de loca

Selina no desistió, continuó aferrándose al pelirrojo, impetuosa

- ¿Qué hacías con Logan Hildegard el otro día?

-Eso no te importa-. Le espetó.

-Me voy a sentar allá y esperaré mi orden-. Señaló soltándolo. - Si te veo acercarte a la puerta, gritaré y hare que te persigan hasta que te lleven detenido y Hiram Lodge pueda reconocerte

Nights Without MoonlightWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu