32. La llegada a Hogsmeade

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-Tenemos que irnos -dijo Harry firmemente. Había estado esperando dormir, esperando con impaciencia el entrar en la nueva tienda, pero era imposible ahora- ¿Pueden imaginarse lo que va a hacer una vez se dé cuenta de que el guardapelo y el anillo ya no están? ¿Y si mueve el Horrorcruxe de Hogwarts porque dice que no es un sitio lo bastante seguro?

-¿Pero cómo vamos a entrar?

-Iremos a Hogsmeade -dijo Harry- e intentaremos resolver lo que haremos cuando veamos la protección que hay en Hogwarts. Ponganse bajo la Capa, Hermione, quiero que nos mantengamos juntos esta vez.

-Pero ya no cabemos

-Estará oscuro, nadie va anotar nuestros pies.

El dragón había bebido todo lo que necesitó y se había elevado en el aire. Hicieron una pausa en sus
preparativos para mirarlo subir más y más alto, ahora negro contra el cielo que se oscurece rápidamente, hasta que desapareció sobre una montaña cercana.

Annie y Hermione se colocaron enmedio de ambos. Harry sacó la capa y se taparon, y juntos dieron vueltas sobre el terreno en la oscuridad aplastante.

Los pies de Annie tocaron la carretera. Vio la ansiadamente familiar calle principal de Hogsmeade, las fachadas oscuras de las tiendas, la línea de neblina
en las montañas negras tras la aldea, la curva adelante en el camino que conducía directamente a Hogwarts, y luz que salía de las ventanas de Las Tres Escobas. Los cuatro rejalaron el agarre unos con otros y fue cuando sucedió.

El aire fue rasgado por un grito, Resonó en cada uno de los nervios del cuerpo de Annie, y supo que había sido causado por su aparición. Mientras miraba hacia los otros bajo de la Capa, la puerta de Las Tres Escobas se abrió de golpe y una docena de mortifagos encapuchados y enmascarados salieron a la calle, con las varitas en alto.

Harry agarro la muñeca de Ron cuando éste alzó su varita. Había demasiados para correr. Incluso intentarlo revelaría su posición. Uno de los mortifagos alzó su varita, y el grito se detuvo, haciendo eco a través de las montañas distantes.

-¡Accio Capa!, -rugió uno de los mortifagos. Todos se aferraron a la capa pero la Capa no hizo ningún intento por escapar. El hechizo convocador no había funcionado.

-¿No estas bajo tu envoltorio, entonces, Potter? -gritó el mortifago que había intentado el encantamiento, y después hacia sus compañeros-. Dispérsense ahora. Esta aquí.

Seis de los Mortifagos corrieron hacia ellos, Harry, Annie, Ron y Hermione retrocedieron tan rápido como fue posible hacia la calle lateral más cercana y los Mortifagos no los encontraron por milímetros. Esperaron en la oscuridad, oyendo los pasos corriendo arriba y abajo, haces de luz de las varitas de los mortifagos que buscaban volaban a lo largo de la calle.

-¡Vamos sin más! -susurró Hermione-. ¡Desaparezcamos ahora!

-¡Excelente idea! -dijo Ron, pero antes de que Harry pudiera responder, un mortifago grito,

-¡Sabemos que estas aquí, Potter, y no hay salida posible! ¡Te encontraremos!

-Estaban preparados para nosotros, -susurró Harry-. Montaron ese hechizo para que les avisara cuando vinieramos. Supongo que han hecho algo para mantenernos aquí, atraparnos...

-¿Y que hay de los dementores? -habló otro Mortifago-. ¡Denles rienda suelta, ellos los encontrarán rapidamente!

-El Señor Oscuro no quiere a Potter muerto por ninguna mano que no sea la suya...

-¡... los dementores no le matarán! El Señor Oscuro quiere la vida de Potter, no su alma. ¡Será más fácil de matar si ha sido Besado antes!

Annie y las Reliquias de la MuerteWhere stories live. Discover now