Capitulo 14

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Selena había albergado esperanzas de que Justin la amara aún, de que se hubiera casado con ella día porque todavía sentía algo por ella, no solo por lástima, pero el día de la boda la había convencido que, si había quedado en él algún resquicio de aquel amor, se había desvanecido por completo a causa de la amargura de los últimos seis años.

No sabía cómo superar sus propios temores y el resentimiento de él. Su matrimonio se presentaba ante sus ojos tan vacío como había sido su vida hasta entonces. No habría en ella bebes con el pelo claro de Justin a los que criar, no harían el amor dulcemente a oscuras, como había soñado, no compartirían el gozo de construir una vida juntos. Solo tendrían dormitorios separados, vidas separadas, y la sed de venganza de él.

Se había ido deprimida a dormir la noche anterior, pero los días que siguieron no fueron mejores. Justin toleraba su presencia, pero casi siempre estaba fuera. 

Durante las comidas solo le dirigía la palabra si era necesario, y nunca la tocaba. Era como un anfitrión educado en vez de un marido.

Selena estaba empezando a sentirse desesperada. Barry Holman le había dado unos días libres, para luna de miel, pero, ¿qué luna de miel podía esperar? Al día siguiente a la boda, Justin se había despedido de ella de un modo impersonal tras el desayuno, y había marchado directamente a la nave. Selena trato de entretenerse, yendo incluso con la loca de Misty hacer rafting y puenting, pero al cabo de varios días sintió que ni siquiera las emociones fuertes la llenaban, y llamó a la oficina para saber cómo iban las cosas. Echaba muchísimo de menos el trabajo porque, era lo único que la ayudaba a no pensar en su desastroso matrimonio y en sus problemas.

La secretaria suplente, Tammy Lester, contestó el teléfono. Por el tono entrecortado de su voz era más que evidente que la poca paciencia del señor Holman estaba volviéndola loca, así que Selena se puso un vestido veraniego blanco y rojo y decidió irse a la oficina.

El viejo sedán se estropeó en medio de la carretera y tuvo que llamar para que lo remolcaran hasta el taller-concesionario de Gomez-Ville.

Una vez allí, como si fuera cosa del destino, los ojos de Selena se posaron sobre el pequeño coche deportivo que fuera de Abby y está había vendido al concesionario. El verlo le trajo muchos recuerdos. Ella había conducido uno muy parecido durante los seis meses más oscuros de su vida, los meses que había pasado en Suiza después de devolverle a Justin su anillo. Le encantaba aquel coche, pero había tenido un accidente con él y había quedado inservible. En contra de lo que se pudiera pensar, el choque no la había hecho perder el entusiasmo por los coches rápidos, y allí estaba aquel, tentándola. Siempre le había gustado la sensación de libertad que daba conducir a toda velocidad por las autopistas.

Como el tipo del concesionario sabía quién era , ni siquiera le requirió un aval, y acordaron el pago en varios plazos que ella podía pagar de su propio salario.

Así pues, Selena salió del concesionario conduciendo su coche Semi nuevo, y al aparcarlo junto a la oficina y bajarse, se quedó admirándolo un buen rato, satisfecha. Estaba encantada de poder pagarlo sin ayuda de Justin. Hasta entonces había dependido siempre del dinero de su padre, y poder tener independencia económica le resultaba muy satisfactorio. En ese momento le dio un poco de rabia haberse precipitado a casarse por el miedo a estar sola. Aspiraba a algo más en la vida que a tener un techo bajo el que cobijarse, pero eso ya no iba a suceder.

Cuando entró en la oficina halló a Barry Holman caminado arriba y abajo, mientras la secretaria suplente gimoteba. Ambos se volvieron al verla entrar. 

— ¿Qué ocurre? — inquirió dejando el bolso sobre la mesa de la secretaria y sonriendo.

La chica se puso a llorar aún más ruidosamente.

— ¡No hace más que gritarme! — sollozó señalando a Barry Holman, que parecía furioso.

— ¡Porque eres una incompetente! — le espetó él. 

— Esta bien, está bien... — los tranquilizó Selena —. me encargaré de todo. Tammy, ¿por qué no le haces una taza de café al señor Holman mientras yo arreglo lo que te ha salido mal? Luego te enseñaré a actualizar los archivos para mantenerte ocupada, ¿de acuerdo? Tammy sonrió, secándose los ojos castaños.

— De acuerdo.

Se levantó para dejar el asiento a Selena y fue a la sala donde estaba la máquina del café.

— Estás de permiso por tu luna de miel, Selena no deberías estar aquí — le dijo su jefe.

— ¿Por qué? Justin está trabajando, no veo por que no puedo hacerlo yo también.

— Bueno... — murmuró él frunciendo el entrecejo

— Dígame qué hay que hacer — lo interrumpió ella. No quería hablar más de ese tema.

El señor Holman le tendió dos folios a mano y llenos de abreviaturas; que quería que fueran transcritos a cristiano, y le explicó que quería cincuenta copias dirigidas a distintos destinatarios con sus direcciones correspondientes.

— Simple, ¿verdad? — le dijo arrojando los brazos al aire —. Pues fue darle eso y se puso a llorar como una magdalena — hizo un gesto irritado con la cabeza hacia la puerta tras la que había desaparecido Tammy.

Selena también quería llorar. Sudaba tinta cada vez que tenía que traducir los garabatos del señor Holman, y todas aquellas abreviaturas legales eran una auténtica pesadilla.

— Hasta me preguntó para qué servía esto — exclamó Barry Holman tomando un disquete y enseñándoselo a Selena —. ¡Creía que eran negativos!

Selena tuvo que morderse el labio inferior para no reírse.

— Es que no tiene conocimientos de informática — la disculpó.

— Sí, pero eso no es excusa para que no tenga cerebro — espetó él exaltado.

La pobre Tammy volvía a entrar en ese momento con el café y se quedó mirándolo con la boca abierta y las cejas fruncidas, totalmente indignada.

— ¡Eso es muy grosero e injusto por su parte, señor Holman!

— ¿No te dijeron en la empresa de trabajo temporal que para este puesto tenías que saber manejar un ordenador? — rugió él.

— Sí que sé manejar un ordenador! — se defendió la chica —. He jugado con el Atari de mi hermano un par de veces.

Entonces fue al señor Holman a quien parecieron entrarle ganas de llorar. Apretó los dientes, masculló algo incomprensible y se metió en su oficina dando un portazo.

— No me dijeron nada de que tuviera que usar uno de estos chismes — le confesó Tammy a Selena —. Me preguntaron si tenía formación como administrativa y la tengo..., pero no sé leer sánscrito — murmuró señalando los garabatos de su jefe.

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Hola hoy les traigo un capitulo.

Gracias por sus votos!!

Justin..... Un vengador Enamorado ~jelena~(adaptada)Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz