-Imperio -dijo Annie apresuradamente apuntando a Travers.

-Oh si, ya veo, -dijo Travers, mirando hacia la varita de Bellatrix-, si, muy hermosa, y ¿esta trabajando bien? Siempre he creído que las varitas requieren un pequeño ablande, ¿no crees?

Hermione parecía completamente desconcertada, pero para el enorme alivio de Annie aceptó el extraño giro de los acontecimientos sin ningún comentario.

El viejo gnomo detrás del mostrador batió palmas y un joven gnomo se acercó.

-Necesitaré los Clankers, -le dijo al gnomo, que se fue y regreso un momento mas tarde con un bolso de piel que parecía estar lleno de metal entrechocándose, y que entrego a su superior. -¡Bien, bien! Entonces, si gusta seguirme, Madame Lestrange, -dijo el viejo gnomo, bajándose de su taburete y desapareciendo de la vista-. La llevaré a su bóveda.

Apareció a la vuelta del extremo del mostrador, trotando felizmente hacia ellos, el contenido del bolso de piel aun resonando. Travers estaba ahora parado absolutamente quieto con la boca completamente abierta. Ron estaba llamando la atención hacia este raro fenómeno al quedarse mirando a Travers totalmente confundido.

-¡Espera... Bogrod!

Otro gnomo vino dándole la vuelta al mostrador.

-Tenemos instrucciones, -dijo con una reverencia hacia Hermione-. Perdóneme, Madame, pero hay
instrucciones especiales respecto a la bóveda Lestrange.

Le susurro urgentemente al oído de Bogrod, pero el gnomo que estaba bajo la maldición Imperio lo hizo a un lado.

-Estoy al tanto de las instrucciones, Madame Lestrange desea visitar su bóveda... Familia muy antigua... viejos clientes... Por aquí, por favor...

Y, aun tintineando, se apresuro hacia una de las muchas puertas que conducían fuera del vestíbulo.

Annie se mordió el labio y al final optó por que Travers los acompañara, ya que sólo se había quedado ahí con la boca abierta.

-Estamos en problemas, ellos sospechan, -dijo Harry mientras la puerta se cerraba de golpe detrás de ellos y se quitaba la capa de invisibilidad. Griphook saltó desde sus hombros, ni Travers ni Bogrod mostraron la mas mínima sorpresa por la repentina aparición de Harry Potter entre ellos.

-Tengo al duende con bajo un Imperio.

-Yo igual con Travers -dijo Annie sobresaltándolos. La castaña hizo un complicado movimiento de varita y volvió a aparecer.

-¿Qué hacemos? -pregunto Ron-. ¿Nos vamos ahora, cuando aun podemos?

-Si es que podemos, -dijo Hermione, mirando detrás hacia la puerta del vestíbulo principal, tras la cual quien podía saber lo que estaba ocurriendo.

-Hemos llegado hasta aquí, digo que continuemos -dijo Harry.

-¡Vale!, -dijo Griphook-. Entonces, necesitamos a Bogrod para controlar el carro, yo ya no tengo la autoridad. Pero no habrá lugar para el mago.

Annie volvio a mover su varita murmurando algo y el mortífago se alejó.

-¿Qué estas obligándolo a hacer?

-Esconderse, -dijo Annie.

Harry mientras apuntaba su varita hacia Bogrod, que silbó y un pequeño carro apareció, saliendo de la oscuridad, acercándose por los rieles hacia ellos. Todos se apretujaron en el carro y con suerte puedieron sentarse.

Con un tirón el carro se puso en marcha, ganando velocidad. Pasaron volando por un lado de Travers, que estaba retorciéndose en una grieta en la pared, entonces el carro empezó a girar y dar vueltas por los pasillos como laberintos, yendo hacia abajo todo el tiempo. Annie no podía escuchar nada por sobre el traqueteo del carro sobre las vías. Su cabello volaba detrás de el mientras se desviaban entre estalactitas, volando aun mas profundo en la tierra, pero evito echar un vistazo hacia atrás.

Annie y las Reliquias de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora